Un jardín, Virginia, un jardín
He vuelto a pensar en ella muchas veces. Y en el último mes, que pasé cerca de la naturaleza y en que retomé la costumbre del diario, aún más.
He vuelto a pensar en ella muchas veces. Y en el último mes, que pasé cerca de la naturaleza y en que retomé la costumbre del diario, aún más.
El viento cambia. Entra frío, brioso. Ahora sí, las primeras gotas. Voy hasta el balcón. Abro la puerta-ventana de par en par. No me importa mojarme, ni que entre agua. Quiero que las ráfagas de viento me den en la cara, que la clorofila y el olor de la tierra mojada entren, invadan la casa.
Tengo los mejores amigos de la tierra y
los quiero de corazón, con toda mi mala memoria: ellos
sufren las angustias y las revelaciones
de esta época torva que nos toca vivir.
Paco Urondo
En Días de Santiago el espacio de la sociedad es suplantado por el mercado, siempre disponible con alternativas diversas. Una carrera corta que promete salida laboral inmediata, aunque lo que estudia no tiene nada que ver con lo que Santiago sueña: yo quiero hacer algo útil, como construir algo. Yo sé hacer de todo.
Hay algo de la oralidad que me cautiva. Escuchar es ver erigirse un paisaje ante los ojos. Y como en toda geografía, la perspectiva cuenta.
Nunca sabremos de qué materia está hecha la literatura ni cuáles son los vasos comunicantes que, a la manera de los hongos que entrelazan sus raíces por debajo de la corteza terrestre, unen -y separan- vida y sueño, imaginación y clarividencia.
A veces hago eso, si una película me conmueve de alguna manera, trato de preservar esa conmoción evitando volver a verla, como si algún hechizo pudiera romperse como consecuencia de la repetición. Como si tuviera miedo de lo que los años hacen en mí.
Están hechos de luces y sombras, de dilemas no resueltos. Portan palabras e impresiones ágrafas, sentencias y preguntas. Volver a ellos es perder la huella, equivocar el camino, dar rodeos para llegar al único mirador posible: el de la escena del amor.
Entonces entendemos a cabalidad que no se trata de una danza. Eso que estamos viendo es una lucha cuerpo a cuerpo entre bestias y humanos.
En Tristitia, el poeta peruano Abraham Valdelomar habla de su infancia. Dice que fue dulce, serena, triste y sola. Habla de paz, de quietud, de mansedumbre.
Si tuviera que elegir un aspecto central y distintivo del ser humano, no dudaría en...
El teatro tiene eso, la comunión, el estar ahí, lo que se va para no volver, lo que no puede quedar fijado ni ser capturado pero que sin embargo tiene la fuerza de desmoronar certezas, de arar jardines.
«Cuando el amor llega así de esta manera,
uno no se da ni cuenta»
El río, los ríos componen universos en los que se aloja la vida. Agua, alimentos, reposo, frescura. Caudal, lecho, rápidos y corrientes.
"Se comunica a la población que, a partir de la fecha, el país se encuentra bajo...