El Quinto Elemento: Las vidas de Luc Besson

El Quinto Elemento: Las vidas de Luc Besson

Luc Besson es un director tan polémico (recientemente la justicia francecsa le ha absuelto de un caso de acoso sexual) como ambicioso. Nacido en París en 1959, Besson es un director de talento y visión extraordinarios.

De alguna manera, el director goza de la doble dicotomía gala: capacidad para rodar historias y personajes entrañables, y a la vez dotarlos de una visión exuberante, efectista y estilizada. Es una especie de Steven Spielberg, pero imbuido por el clasicismo francés.

El Discípulo díscolo

Su ambición visual y comercial lo llevaron a revelarse como el petit enfant frente al establishment galo: quería y quiere ser valedor del cine de factura hollywoodiense, pero con el toque de distinción europeo. Sin embargo, ese “hýbris”, esa ambición desmedida, le ha jugado, en no pocas ocasiones, una mala pasada (Valerian, Anna, Arthur y La Guerra de los mundos…).

El Quinto Elemento es la cima de la carrera de un director consagrado

Para cuando se inicia el rodaje de la cinta que aquí nos ocupa, el 20 de enero de 1996, entre los estudios británicos de Pinewood Studios y Mauritania, Besson ya es toda una celebridad dentro y fuera de Europa.

Cintas como Subway, El Gran Azul, Nikita o León, el Profesional lo encumbran como el niño prodigio del cine comercial francés, en una época dominada exclusivamente por productos de factura hollywoodiense.

Besson, obsesionado desde joven con el cine de ciencia ficción (Star Wars, Blade Runner, Alien), la literatura Pulp de revistas como Metal Hurlant, Heavy Metal, (a la que directamente hace un homenaje con la escena del taxi y Leelo) o los cómics de Moebius, Jodorowsky o Mézières, necesitaba dar rienda suelta a sus pulsiones más adolescentes, a su amor platónico: un guión de 500 páginas llamado Zaltman Bleros, que iba a suponer una suerte de trilogía megalómana y que los productores galos y el propio guionista Robert Mark Kamen se encargaron de mutilar.

Una Obra Maestra dentro del género de ciencia ficción

Y es que El Quinto Elemento se erige como un rara avis dentro del universo fílmico de la ciencia ficción: no es del todo una obra de culto debido a su abultado presupuesto, la friolera de 90 millones de dólares (140,4 millones aplicando corrección por inflación), la presencia del incombustible Bruce Willis o la faraónica premiere en Cannes, donde Besson se gastó 2 millones de dólares para dar rienda suelta a su megalomanía más excéntrica.

Y tampoco supuso rotundo éxito comercial en su mercado principal (EEUU) como sí lo fue el la posterior éxito masivo de Armageddon (1998). Pues no hay que olvidar que «El Quinto Elemento» inició la explotation de los meteoritos y el cine de ciencia ficción de finales de los 90’s.

El reparto y la controversia de Bruce Willis

Pero ciñéndonos a la cinta, El Quinto Elemento es, en sí misma, una obra maestra por varias razones.

La primera de todas, el elenco de profesionales y artistas visuales involucrados es de primer orden: Moebius, Mézières, Skladanowski… Todos dirigidos con puño de hierro por un Besson desatado que plantó cara al mismísimo Bruce Willis, que torcía el morro enuente pero inerme (es sabido que Willis, ya fuera por olfato comercial o mera supervivencia profesional, decidió hacer las maletas a mediados de los 90 hacia Europa para salvar una carrera que ya mostraba claros síntomas de declive: su errática conducta durante el rodaje de Persecución Mortal lo llevó a menospreciar y acosar a su director Rowdy Herrington públicamente. El Último Boy Scout, Yo, El Halcón o la olvidable El Color de la Noche lo llevaron directamente a los pies de los caballos).

Maïwenn como Diva Plavalaguna, en una escena de El Quinto Elemento (1997)
Maïwenn tenía solo 15 años cuando se casó con Lu Besson, y 20 cuando salió en El Quinto Elemento

El rol protagónico se lo rifaron Mel Gibson y Jean Reno.

Ya sea por mera casualidad o serendipia, Willis nos regala una versión definitiva de sus personajes más recurrentes: él, y nadie más que él, puede ser Korben Dallas.

Los problemas de una superproducción

Los tropos narrativos de la cinta son los prototípicos de una superproducción de los 90s: un renuente héroe debe ayudar al ser elegido a salvar a la humanidad de un mal inmemorial.

Léase entre líneas que la idea de un meteorito/planeta como ente exterminador de toda existencia se tomó de unas noticias que corrieron como la pólvora allá por 1996 de que había un asteroide (1997 XF11) que iba a impactar la Tierra en 28 años.

De ahí el tropo villanesco de la cinta que aquí nos ocupa, y las posteriores explotation que nacieron de ella: Armageddon o Deep Impact o la muy sucinta Perdidos en el Espacio.

De Milla Jovovich a Gary Oldman y Chris Tucker

Del resto del elenco, daría para otra película aparte si hablamos del casting: Milla Jovovich no pasaba por un buen momento ni personal ni profesional: su padre estaba en la cárcel por falsificar seguros médicos, profesionalmente sólo había hecho breves papeles (Chaplin) o la desastrosa Regreso al Lago Azul.

De hecho, Jovovich no pasó el primer corte del casting, y sólo fue tras un fortuito encuentro con Besson en el mítico Hotel Château Marmont de Los Ángeles cuando éste, enamorado hasta las trancas de la ucraniana, le concedió una segunda oportunidad.

Se dice que durante el rodaje, Besson, ya casado con la jovencísima Maïwenn (se casaron cuando Maïwenn tenía solo 15 años, y compartían un hijo), fue descubierto por la madre de esta última manteniendo relaciones sexuales en uno de los sets de la película. Maïwenn es la actriz que encarna a la cantante Plava Laguna.

Este escarceo no sólo no ayudó a parte del filme y obligó a eliminar y reescribir partes del guión (ni Milla ni Maïwenn comparten pantalla en ninguna de las escenas), y por degracia, abortó la más que necesaria secuela para la cinta. Bruce Willis y Demi Moore mediaron con las familias para poder continuar con el rodaje y paradójicamente: de ahí surgieron los rumores de que Willis había mantenido un affair con Jovovich.

Un alivio cómico controvertido

Sea como fuere, la cinta logró sobreponerse a semejante lío de alcobas, pero no a la dirección actoral. Tanto de Gary Oldman (actor exalcohólico que aceptó únicamente el papel de mala gana, por hacer un favor personal a Besson y para que éste último le produjera con su productora Gaumont su debut como director) como al desacertado peso del personaje encarnado por Chris Tucker, Ruby Rhod.

Del primero, se puede decir que está de prestado en una de sus peores épocas como actor (no olvidemos que poco después rodó la olvidable Perdidos en el Espacio o el desastre de Air Force One), y en la cinta se le ve sobreactuado y pasado de rosca.

Pero donde la cinta se vuelve inconsistente en su narrativa es en buscar el alivio cómico con el irritante personaje encarnado por Chris Tucker, una parodia mal entendida de Prince (de hecho, se le ofreció al mismísimo Prince el papel, pero éste lo rechazó por su tono “afeminado”).

El Quinto Elemento es una cinta única

Aun con todo, si hoy día se sigue hablando de la cinta, es principalmente porque sus propios defectos se han convertido en virtud: es una cinta única.

Ese tono europeo con factura hollywoodiense, la apabullante dirección artística, la fotografía kitsch de Thierry Arbogast, el mismo cinismo autoparódico de sus personajes sin perder del todo el sentido original del filme, hacen de ella una película fresca y frenética, como si en una sola pastilla hubieran concentrado todas las drogas psicotrópicas del planeta y nos las hubieran inyectado en las retinas. No podemos olvidar los más de 500 diseños de trajes y disfraces realizados por el diseñador Jean-Paul Gaultier: desde la icónica vestimenta de Korben Dallas al mítico body que lleva Leelo a lo largo y ancho del filme. Hoy por hoy, señas de identidad de la película.

La tecnología de James Cameron

Esa frescura en el desarrollo y manufactura no son fortuitas: la cinta contó con efectos visuales desarrollados por la compañía de James Cameron, Digital Domain (de hecho, las escenas y planos generales del Crucero en el Paraíso Floston parecen sacadas directamente de Titanic), conjugados a la vez con efectos prácticos, maquetas y maxituras del Nueva York del siglo XXIII: se construyó una maqueta con una escala de 25 metros cuadrados y 12 metros de alto realizada por Jean-Jacques Chiflet. La explosión en el hall del crucero es la más grande registrada hasta el momento en una cinta.

La Banda Sonora le pertenece a Eric Serra

No podemos olvidar la extraordinaria labor de Eric Serra (habitual del francés), que venía de ser vilipendiado por fans y crítica tras reelaborar y actualizar el score de la cinta de Pierce Brosnan, GoldenEye.

Aquí, Eric Serra goza de un abultado presupuesto para dar rienda suelta a un score contenido, pero descomunal en sus detalles: no es Vangelis en Blade Runner (aunque los guiños al griego son explícitos, como ese saxo sonando en el “autolavado”), pero sí un compositor al servicio de la orgía visual que apabulla la pantalla: música ambient, tecno, industrial, pop, raï con Cheb Khaled y su pegadizo Alech taadi…

Es innegable la riqueza de sonidos que explora Serra al servicio de la cinta. Incluso el tema principal de la obra, “Little Light Of Love”, es un corte pop épico bastante logrado y que no sucumbió a la tentación de llamar al artista de éxito de turno para incrustarlo ahí. Toda la banda sonora se creó desde cero, por y para enriquecer la cinta.

El fracaso del videojuego del Quinto Elemento

El filme supuso un incontestable éxito comercial a nivel internacional únicamente empañado por su modesto desempeño en el mercado norteamericano.

Allí recaudaron 63 millones de dólares, una cifra muy baja comparado con su rendimiento comercial a nivel internacional (264 millones de dólares).

Tampoco ayudó el fracaso de crítica y comercial el desastroso videojuego realizado por la extinta compañía Kalisto. Ahí sí se vieron las costuras presupuestarias, no tenían dinero para meter el rostro de Bruce Willis en el juego, (el actor se encontraba elaborando su propio videojuego Apocalypse para la primera Play Station).

El futuro de El Quinto Elemento, la secuela imposible

Para terminar, aunque la cinta es autoconclusiva, se sabe que la historia se iba a desarrollar en tres partes y que la opción de una secuela (tardía) se vino abajo tras el rotundo fiasco de crítica y público. Esto supuso la última iteración del director en el género: Valerian y la ciudad de los mil planetas.

Cinta basada en el cómic francés que, paradójicamente, sirvió de inspiración a Luc para idear El Quinto Elemento. Pero ante la imposibilidad real de llevar a cabo una secuela de la misma, decidió tirar del cómic original, dando como resultado un “quiero y no puedo”. Sabemos que Besson quiere colarnos un “Quinto Elemento” encubierto, pero desparrama por culpa de una dirección de casting desastrosa y un batiburrillo de ideas que se diluyen cual azucarillo…

No todo fue malo, con el dinero que consiguió la productora Gaumont, se financiaron sagas completas y exitosas como la de Taxi o Salir del Armario.

El legado de El Quinto Elemento

Aun con todo, El Quinto Elemento más tarde que temprano sucumbirá a la fiebre de rodar interminables secuelas, pero repetir la fórmula se antoja harto imposible.

Besson y Jovovich acabaron divorciándose tras el fiasco de Juana de Arco, Moebius falleció en 2012 y Mézières denunció a Besson por temas de royalties. Las exmujeres de Besson, tanto Milla Jovovich como Maïwenn rehicieron sus vidas con mayor o menor éxito. Bruce Willis se encuentra batallando contra su demencia frontotemporal, Gary Oldman detesta públicamente personaje y película a partes iguales.

The fifth element Leeloo y Corben Dallas
Bruce Willis y Milla Jovovich durante una escena de El Quinto Elemento (1997)

Y tras el fracaso de Valerian, es poco probable que Besson se atreva a llevar a cabo una producción de semejante magnitud a falta de los elementos que la hicieron hoy una cinta tan fascinante como extravagante, que no envejece y, con el paso del tiempo, es considerada un clásico del cine de ciencia ficción atemporal.

Dónde ver El Quito Elemento en España

Aunque El Quinto Elemento es una película de culto en el género de Ciencia Ficción, no podemos encontrarla en las plataformas de streaming. Amazon Prime la tiene, pero no disponible en España, en Netflix y HBO ni siquiera aparece, y en Mubi salta un cartel de que ya no se encuntra.

Apple TV es la única opión para ver El Quinto Elemento, al menos por ahora. Los más nostálgicos también pueden comprar la película por Amazon en blu-ray (aquí sí la tienen) y disfrutarla desde la televisión de su casa.

8.2/10 - (4 votos)