Pedro Almodóvar ha dedicado su filmografía a explorar el amor, el dolor y, sobre todo, el universo femenino. El cineasta, a sus 72 años y tras más de una veintena de películas, ha querido retomar el tema de la madre en sus últimas cintas, quizás por haberse criado en un mundo rodeado de mujeres.
Dolor y Gloria (2019) no será la mejor obra del director manchego, pero fue una honesta vuelta de tuerca.
Las mujeres: el centro del universo de Almodóvar
En el cine de Almodóvar, las mujeres son el eje central. Sus personajes femeninos suelen ocultar un amor profundo por sus hijos tras una fachada de severidad.
El director refleja admiración por ese mundo primigenio y maternal que marca nuestras raíces.
En contraste, cuando la narrativa se centra en lo masculino, la figura paterna suele estar ausente o diluida, mientras que la presencia femenina domina el entorno.
Primera vertiente: la mujer esforzada
Para el director, existen dos vertientes principales para abordar el mundo materno. La primera muestra a la mujer esforzada, preocupada por la educación de sus hijos. ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) es un ejemplo.
En este filme, Gloria sobrevive a duras penas realizando trabajos domésticos. Tras un episodio de agresión intrafamiliar que involucra a la policía, el relato toma un giro trágico con tintes feministas. Carmen Maura, su primera actriz fetiche, sostiene el relato y elude el suicidio gracias al amor filial.
En Carne trémula (1997), Penélope Cruz interpreta a una humilde madre que da a luz en un transporte público. Más tarde, en Volver (2006), su personaje oculta el crimen de su hija, mientras su madre confiesa haber asesinado a su propio esposo. Estas películas abordan temas como la violencia doméstica, el acoso sexual y la violación, mostrando mujeres que enfrentan estas situaciones con valentía. Almodóvar sorprende al espectador ocultando los asesinatos y mostrando que las mujeres no son culpables de los abusos que sufren.
La violación y su representación en el cine de Almodóvar
El director da múltiples matices a la temática de la violación. En ¡Átame! (1989), mezcla violencia y pasión, mientras que en Hable con ella (2002), explora la violación como un acto de amor. Aquí, un enfermero dulce se enamora de su paciente y cruza una línea moral.
Aunque los personajes masculinos suelen tener roles secundarios en su cine, Antonio Banderas encarna su alter ego en Dolor y gloria, articulando nuevamente la historia en torno a su madre, interpretada por Penélope Cruz.
Todo sobre mi madre: el dolor más profundo
Todo sobre mi madre (1999) es un retrato del dolor más profundo. Una madre pierde a su hijo adolescente y abandona su vida para buscar al padre. Durante este viaje, descubre los daños que este hombre, ahora transformado en mujer, ha causado a otras personas. Este personaje carece del espíritu de sacrificio que Almodóvar suele atribuir a sus mujeres, mostrando las contradicciones entre lo externo y lo interno.
La mujer empoderada
La segunda vertiente del universo femenino de Almodóvar presenta a mujeres empoderadas, artífices de su destino. Estas mujeres suelen ser fotógrafas, actrices o escritoras, y sus “hijos” son sus creaciones artísticas. En La flor de mi secreto (1995), Marisa Paredes interpreta a una escritora que sufre por la falta de amor de su esposo. A través de su obra literaria y la escritura de un guion, logra liberarse emocionalmente y encontrar un nuevo camino.
Carne trémula también aborda roles invertidos y condenas injustas. En esta película, Víctor Plaza, nacido durante la dictadura franquista, es inculpado por un secuestro e intento de homicidio. El director utiliza este trasfondo para explorar la opresión del pasado y ofrecer un final esperanzador en un Madrid democrático.
Por otro lado, Tacones lejanos (1991) presenta una madre ególatra, una actriz que regresa triunfante a Madrid mientras su hija, atrapada en su sombra, trabaja como presentadora de noticias. En esta compleja relación, la hija confiesa un crimen en pantalla, desplazando a su madre como protagonista. Este melodrama expone temas de culpa, complejos de inferioridad y la necesidad de reconciliación.
Como en todo el cine de Almodóvar, las aristas retorcidas no faltan. En Tacones lejanos, los intercambios de roles y las simbologías desafían las expectativas del espectador. El juez que dirige la causa criminal es un hombre travestido que encarna a una mujer, representando la ambigüedad del poder y la justicia.
Dolor y gloria, un homenaje al amor materno
Finalmente, Dolor y gloria (2019) no solo homenajea el amor de su madre, sino que también refleja la faceta femenina de Almodóvar como creador de ficciones. Antonio Banderas, su alter ego, representa a un hombre enfrentado a la soledad y el paso del tiempo. Las películas son para Almodóvar como hijos que transmutan sus historias de infancia y juventud en arte.
A través del cine, el director ofrece al mundo una manera única de prodigar amor.
Escrito por Aníbal Ricci