A lo largo de la historia de la humanidad, la mujer siempre ha parecido tener un papel especial en la vida del hombre. A veces maltratada, a veces adorada. Hasta el Renacimiento parecía tener, al menos en nuestra sociedad, un papel que dependía fuertemente de su homólogo masculino.
Si durante la Edad Media esta imagen era casi de divinidad, durante el Renacimiento la mujer pasa de ser un objeto frágil y angelical a poseer el poder de prácticamente toda creación escrita de los siglos siguientes: los salones literarios.
En una época en la que el ser humano pretende adquirir todos los saberes hasta la fecha, la mujer no se queda atrás. A pesar de que en muchas cortes todavía se priva a las féminas del privilegio del conocimiento, algunas precursoras deciden que es hora de cambiar esa percepción.
Por supuesto, se trata de damas de alta alcurnia, con relativa facilidad a la hora de ilustrarse a la par que un exquisito gusto por la estética y gran elocuencia que atraerá a decenas de hombres a sus salones.
Las mujeres en la literatura francesa
Como no podía ser de otro modo, Francia, sinónimo de elegancia, es el primer país en albergar uno de estos salones literarios. Más concretamente, será la marquesa de Rambouillet (1588 – 1665, imagen de la izquierda) quien establecerá el primer centro en París (será aquí también donde nazca el concepto préciosité, del que más tarde se burlará Molière en Las preciosas Ridículas, imagen a la derecha)[1].
Fue sin duda durante la Ilustración cuando los salones estuvieron en auge. Las casualidades de la vida quisieron que Jean le Rond D’Alembert (1717-1783) naciese fruto de la relación extramatrimonial de Madame de Tencin (1682 – 1749), conocida salonière que lo abandonó nada más nacer.
Años más tarde, D’Alembert se convertiría en uno de los padres de la Enciclopedia (L’Encyclopédie) en el salón literario de mademoiselle Julie de Lespinasse (1762-1776)[2], con quien mantuvo una relación muy estrecha pero siempre platónica, para desgracia de Jean.
En contraposición a la razón de las Luces, los salones literarios se convierten en una fuente de sentimientos durante el Romanticismo, recuperando levemente el espíritu con el que comenzaron su andadura. Madame de Staël (1766 – 1817) fundó sus conocimientos sobre los filósofos que habían rondado salones como el de Mlle.
Julie de Lespinasse
De Lespinasse. En su salón se debatía encarecidamente acerca de la situación política francesa, muy convulsionada durante la época de Napoleón, lo que acabó por exiliarla durante varios años dada su influencia en la sociedad parisina.
Aunque nos pueda parecer que este glamour artístico desapareció durante el terrible siglo XX, lo cierto es que los salones literarios siguen muy vivos entre nosotros aunque no nos demos cuenta. En España tenemos el ejemplo del café literario[3], concepto madurado durante los tiempos de la guerra aunque ya contemporáneo a los salones franceses años atrás.
Así pues, estas reuniones parecen condenadas al fracaso en nuestro siglo XXI, el siglo de la tecnología. Sin embargo, éstas han contribuido a que los encuentros literarios persistan. Cada vez que debates con tu amigo por Whatsapp, cada vez que das tu opinión en Twitter, cada vez que compartes pasajes y citas por Facebook, cada vez que abres este blog y lees, estás manteniendo vivo el espíritu del salón. Tú, yo, todos nosotros somos saloniers.
Sírvete, entonces, un buen café y sentémonos para charlar un rato.
[1] García Martínez, F., SALONIÈRES: Mujeres que crearon sociedad en los salones ilustrados y románticos de los siglos XVIII y XIX en VII Congreso virtual sobre Historia de Las Mujeres, p.221 https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/5339138.pdf (consultado el 22/2/13)
[2] Salon de Mlle de Lespinasse (1762-1776) en “Les essentiels littérature”, Gallica (en francés) http://gallica.bnf.fr/essentiels/repere/salon-mlle-lespinasse-1762-1776 (consultado el 22/2/13)
[3] Lara Blanes, I., Martín Ojeda, P., Mellizo Villanueva, F., Cafés literarios: ¿desaparición o adaptación? En la Web 2.0 del Periódico Universitario UCM http://generaciondospuntocero.com/cafes-literarios-adaptacion-o-desaparicion/ (consultado el 22/2/13)
Escrito por Julie de Lespinasse
Directamente lo voy a compartir en la página de Facebook lascosasdecervantes, que las gentes se ilustren
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