Conclave, el ministerio del secreto

Conclave, el ministerio del secreto

Conclave (Eduward Berger) no es simplemente un thriller político; es una compleja exploración del seductor atractivo del poder, la corrupción y la manipulación de la fe.

Desde el mismo comienzo, cuando la muerte del Papa prepara el escenario para una batalla de ideologías, la película se adentra en las turbias aguas de la ambición y el relativismo moral. El cónclave, una reunión que debería ser sagrada en su búsqueda de un sucesor divino, se convierte, en cambio, en un crisol donde cada gesto, cada voto, cobra un significado kafkiano.

Es un lugar donde lo espiritual a menudo queda eclipsado por lo temporal, y donde los límites de la integridad son puestos a prueba por las exigencias de la supervivencia.

De qué trata la película de Cónclave (2024)

En el centro de este juego de poder se encuentra el Cardenal Lawrence, interpretado por Ralph Fiennes, que dota a su personaje de una sobriedad y ambigüedad impenetrable: nunca sabemos a ciencia si esa petra mirada oculta aviesos e inconfesables deseos.

«El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente»

Dalberg-Acton

Su posición como Decano del Colegio de Cardenales lo coloca en el nexo de la autoridad, un líder reacio en un guion diabólico casi como una novela de Agatha Christie.

Pero su convicción, que al principio era una fuerza para el bien, se convierte en un arma en la lucha por mantener el control sobre los intersticios del poder. Su conflicto interno refleja la tensión más amplia del cónclave: ¿cómo puede uno permanecer virtuoso mientras navega por un mar de ambigüedad moral?

El viaje de Lawrence representa la transformación sutil de un hombre que comienza con una fe profunda pero que gradualmente se ve atrapado en los mismos mecanismos de control que antes despreciaba.

Los cardenales, cada uno con sus propios motivos ocultos, forman facciones y maniobran entre bastidores mientras se disputan la influencia. La intrincada danza de alianzas y traiciones no se trata tanto de una verdadera búsqueda de orientación espiritual, sino de asegurar una posición en la jerarquía del poder.

Las apuestas son altas, y la manipulación de la fe se convierte en otra herramienta en el arsenal de la maniobra política. Aquí, la cinta cuenta con una espléndida Isabella Rossellini, inerme testigo tras los infranqueables muros del secreto. Las similitudes con los paisajes políticos contemporáneos son inconfundibles, ya que la película refleja la manera en que los dogmas son apropiados y pervertidos en la búsqueda del poder. Este es un mundo donde incluso la santidad de la papacidad puede reducirse a un simple trofeo en un concurso de voluntades.

La trama

A medida que avanza el cónclave, la audiencia se ve absorbida por la creciente tensión de cada voto. Los rituales arcaicos de la Iglesia Católica, alguna vez símbolos de orden divino, ahora parecen reliquias de una era pasada, mal adaptadas para las manipulaciones del mundo moderno.

Cada papeleta depositada se convierte en una silenciosa declaración de lealtad, un acto sutil de control y una apuesta por la supremacía del yo: una timba de póker a cara de perro. En las sombras, el espectro de la corrupción se alza imponente, mientras los candidatos caen no por intervención divina, sino por escándalos, coerción y el entendimiento tácito de que el poder corrompe incluso los corazones más puros.

La película no escatima en la incomodidad de la verdad de que aquellos que hacen del cinismo, virtud y entonan el “consejos vendo, para mí no tengo”. La división ideológica entre las facciones progresistas y reaccionarias, dentro del cónclave es clara, pero son los compromisos morales hechos en la búsqueda de un bien mayor los que realmente definen la narrativa.

El breve sermón del Cardenal Lawrence sobre la importancia de la duda revela una profunda paradoja: la misma convicción que impulsa la fe de los creyentes es la misma fuerza que puede cegarlos a los peligros del dogma. Al final, el cónclave deja de ser una búsqueda de guía divina para convertirse en una lucha por imponer la voluntad humana sobre el curso y concurso de la historia.

Los giros sorprendentes que concluyen la película, incluyendo un momento de intervención externa, sirven como un recordatorio rotundo de la fragilidad de las instituciones que consideramos sagradas. La historia sugiere que incluso en un mundo gobernado por la fe, es la manipulación del poder la que finalmente da forma al destino de los fieles.

Conclave no es solo un relato sobre maniobras políticas. Es una meditación sobre la fuerza corruptora del poder, la fragilidad de la convicción y la forma en que aquellos que buscan liderar pueden perderse en los mismos sistemas que intentan controlar.

Un filme maquiavélico, excepcional, sobrio, frío que nos retrotrae a la banalidad del mal de Hannah Arendt.

Dónde ver El Conclave

Tras el estreno en el Festival de San Sebastián, la película El Cónclave se estrenó en los cines de España el pasado 20 de diciembre de 2024. En enero todavía está disponible para ver en el cine. Kinepolis, Cinesa o Cine Yelmo son algunos de los que aún la tienen en su cartelera.

Próximamente también podremos ver la película en Movistar Plus+ y en Amazon Prime Video, aunque esta última todavía está en duda.

Ficha Técnica de Cónclave (2024)

Nombre original: Conclave

Dirección: Edward Berger

Guion: Peter Straughan (basado en el libro de Robert Harris Cónclave)

Reparto: Ralph Fiennes, Jacek Koman, Lucian Msamati, Stanley Tucci

Música: Volker Bertelmann

Género: Thriller religioso

Calificación de Conclave: 7/10

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