La Reforma Protestante del siglo XVI marcó un antes y un después en la historia del cristianismo. Cuando desafiaron la autoridad de la Iglesia Católica, crearon un precedente, a partir del cual surgieron diferentes movimientos.
Entre estas tradiciones se encuentran los Luteranos, los Anglicanos y los Calvinistas, cada uno con características y doctrinas únicas.
Pero ¿qué los diferencia realmente? Para entenderlo, debemos profundizar en sus raíces históricas y teológicas.
¿Quiénes son los Protestantes?
El término «Protestante» nació como una etiqueta para los seguidores de Lutero que protestaron contra las decisiones de la Dieta de Espira en 1529. Sin embargo, con el tiempo, se convirtió en un término paraguas para denominar a todas las corrientes cristianas que rompieron con la Iglesia Católica.
Los protestantes comparten principios fundamentales como la «sola Scriptura» (solo la Escritura) y la «sola fide» (solo la fe) como bases para la salvación. Además, rechazan la autoridad papal, defendiendo una relación directa con Dios sin intermediarios. No obstante, esta etiqueta incluye una amplia diversidad de creencias y prácticas que los diferencian entre sí.
Los luteranos fueron los iniciadores de la Reforma
Todo comenzó con Martín Lutero, un monje alemán que, en 1517, clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg. Este acto, aparentemente simple, desató una revolución espiritual que sacudió a Europa.
Los luteranos defienden la doctrina de la justificación por la fe: la salvación no se gana por obras, sino que es un regalo divino. Además, para ellos, la Biblia es la única autoridad suprema. Su liturgia conserva ciertos elementos tradicionales, como los himnos corales, que reflejan una conexión con el pasado medieval.
El anglicismo marcó un camino intermedio
El Anglicanismo surgió más por motivos políticos que teológicos, cuando Enrique VIII rompió con el Papa al no obtener la anulación de su matrimonio. Este acto marcó el nacimiento de la Iglesia Anglicana, que buscó un equilibrio entre el catolicismo y el protestantismo.
El Anglicanismo es único por su «via media» (camino intermedio), manteniendo elementos católicos como los sacramentos y una liturgia estructurada, pero adoptando principios reformados, como el acceso directo a las Escrituras. A pesar de su unidad formal, alberga una notable diversidad interna, con facciones que van desde el Anglo-Catolicismo hasta el Evangelicalismo.
Los Calvinistas se basan en el rigor teológico
Juan Calvino, contemporáneo de Lutero, llevó la Reforma a nuevas profundidades teológicas. En Ginebra, estableció una comunidad que se convirtió en modelo para otros movimientos reformados.
La doctrina calvinista es famosa por su énfasis en la predestinación: la idea de que Dios ya ha decidido quién será salvo y quién no. Además, resalta la soberanía absoluta de Dios sobre todas las cosas. Los calvinistas adoptan una estructura eclesiástica más simple y democrática, como el sistema presbiteriano, y sus principios influyeron profundamente en la ética del trabajo y en la política de países como Suiza, los Países Bajos y Escocia.
Comparación entre protestantes, luteranos, anglicanos y calvinistas
Las diferencias entre estas tradiciones no son solo teológicas, sino también prácticas y culturales:
Salvación y autoridad: Mientras que los luteranos y anglicanos valoran la tradición litúrgica, los calvinistas enfatizan la simplicidad y la doctrina.
Sacramentos: Los anglicanos mantienen una visión sacramental cercana al catolicismo, mientras que los calvinistas ven los sacramentos como símbolos más que medios de gracia.
Organización: Los luteranos conservan una estructura jerárquica, los anglicanos tienen un sistema episcopal y los calvinistas prefieren un gobierno eclesiástico colectivo.