Ellas cocineras, ellos chefs, limita la cocina femenina

Ellas cocineras, ellos chefs, limita la cocina femenina

Un homenaje a todas las mujeres de la gastronomía, reivindicando su espacio fuera del ámbito doméstico.

Muchos de nosotros tenemos en nuestra memoria la imagen de nuestra madre, abuela o tía, saliendo de la cocina con un plato reconfortante, sirviéndonos y, en ocasiones, siendo las últimas en sentarse y comer.

Platos diversos, ocasiones especiales o en el día a día, esas mujeres han permanecido en nuestra cultura como un bastión inquebrantable, silenciado en muchas ocasiones. Siendo las mujeres un punto tan importante en la gastronomía, cuesta creer que, a día de hoy, el papel de las mujeres en la alta cocina parezca relegado a una anécdota, en pos de la fama de los hombres.

Que no son cocineros, son chefs

En muchas ocasiones del pasado, el papel de la mujer se había concentrado en las cuatro paredes de la casa (para ser más exactos, en las dos de la cocina). Cuando el padre regresaba a casa, siempre era el servido, el atendido primero después de un duro día de trabajo, porque la madre, claro, no trabajaba.

Incluso una cosa nímia como que el niño preguntara si había yogur, el propio padre soltaba la celebre frase «pregúntale a tu madre», como si la compra de alimentos y la despensa no fuera con ellos.

Porque no era relevante, no importaba.

Cuando el hombre se metió en la cocina

Estamos en 2025 y sí, ciertamente ha habido un cambio en roles, pero no demasiado. La mujer continúa llevando el peso de la casa y, por supuesto, de la cocina. Conozco demasiados casos de mujeres con trabajos de 8h a los que, después, se le añade la casa y la crianza de los hijos: normal que la industria de los precocinados y las comidas preparadas triunfe, ¿no creen?

Si nos ceñimos al área de la gastronomía, el ambiente no es más positivo: cuando el hombre decidió que el arte de la cocina era cosa suya y le dió la vuelta al negocio y el reconocimiento social (cosa loable y necesaria) se le olvidó mencionar a las muchísimas mujeres que llevaban años haciendo lo mismo, pero sin tanto brilli brilli.

En el excelente articulo de Acercando Naciones titulado Si es mujer es cocinera, si es hombre chef del Dr. Jorge Eugenio Tuero, se expresa muy bien ese sesgo de género que relega a la mujer a un segundo plano en un terreno donde siempre han reinado, en pos del hombre que, de repente, ve el negocio y reconocimiento.

El hombre se metió en la cocina y dijo «uf, esto es un trabajo duro, miradme como lo hago»

También las Naciones Unidad escribieron en 2020 un artículo hablando de que la desigualdad de género también se combate desde la cocina. Al final se resume al mismo trabajo pero poniéndose el nombre de chefs, que suena más chic.

El hombre es el gran chef

Mientras el hombre proclamaba a los cuatro vientos que cocinaba y tenía un negocio de éxito, la mujer que quería dar un impulso a su carrera, había de justificar que, primero, la casa estaba limpia y los hijos atendidos: sólo así era bien vista su profesionalidad.

La brecha salarial en la gastronomía no es reciente, pero sí se ha dado a conocer hace pocos años: sólo un 9,2 % de los restaurantes con estrella Michelín de España tiene una mujer a la cabeza del mismo.

Y otro dato irritante es que se cobra un 28,3% menos por ser mujer: si, si, no estoy equivocada, un 28,3%.

Para reflexionar también las fotos de los congresos de gastronomía: ¿dónde estan las chefs? ¿es que no existen? Porque yo conozco unas cuantas, aunque no todas han alzado la voz.

Pero el enemigo está en casa, e incluso son algunas mujeres las que hacen oídos sordos de este mensaje. En 2018 la chef española Carme Ruscalleda dijo en una entrevista que no existía machismo en la cocina, pero tuvo que detractarse un año después recogiendo sus palabras.

Otros datos dignos de pelicula de terror los expone la cocinera Maria Nicolau en este artículo donde, entre otras cosas, explica la amenaza violenta que tuvo por parte de un friegraplatos y la inanición de su jefe, siendo ella la responsable de pastelería.

El vino, al hombre

Me dejo muchísimas cosas en el tintero digital, como las nuevas chefs que están revolucionando el mundo de la gastronomía (Arlette Eulert en el restaurante Matria en Lima, aportación de nuestra colaboradora Guada) o que ya son un 50% las alumnas somelliers en estos últimos años en las academias de España, pero , ya que se trata de reivindicar, lo haré con experiencias personales, que le van a dar el plus al artículo:

Cuando trabajaba de camarera me llamaban nena. Pero mi compañero, cinco años menor, era el camarero. También había clientes y proveedores que me decían que podía ir mejor si no llevara el mismo uniforme que los chicos: yo iba a trabajar, gente, no a ser top model.

Si he ido a un restaurante con un hombre, el vino se lo sirven a él. Y muchas veces esos hombres no tenían ni idea.

Por supuesto, la cuenta: se ve que las mujeres NO tenemos dinero y se la ofrecen a los hombres. Afortunadamente, desde hace tiempo, existe la cortesía de dejarla en medio.

Aún queda mucho por reivindicar sobre feminismo en la gastronomía, de igual manera que en otros ámbitos de la vida, como muchas sabemos. Pero lo que sí me gustaría, desearía (es más, reivindico) es no estar continuamente justificando el por qué de todo y el por qué de mi vida.

Aunque, ciertamente, hasta que no exista plena igualdad, seguiré dando guerra.

Con azúcar, pero guerra.