Albert Camus (7 de noviembre de 1913-4 de enero de 1960) es una de las figuras literarias y filosóficas más importantes dentro de la historia de Francia. Escritor, periodista y filósofo, su pensamiento se nutrió de algunos filósofos como Nietzsche y Schopenhauer.
Albert Camus nació el 7 de noviembre de 1913 en Mondovi1, en Argelia bajo el dominio francés y murió el 4 de enero de 1960 en Villeblevin, Francia, después de un trágico accidente de automóvil. Nació en una modesta familia de emigrantes franceses en Argelia, donde allí desarrolló buena parte de sus estudios, estudiando el grado de Filosofía por la universidad de Argel, aunque no lo terminó.
España era “su segunda patria”
Durante toda su vida llegó a desarrollar varias profesiones a la vez, llegando a ser novelista, filósofo, dramaturgo y periodista, estando muy implicado durante su vida con movimientos revolucionarios.
Se dió a conocer a través de su primera novela L’Étranger (1942) aunque previamente ya desarrolló varios ensayos que a día de hoy, siguen resultando extraordinarios como Le mythe de Sisyphe (1942), obras donde Camus ya empezaba a exponer un pensamiento existencialista, comenzando a reflejar su famosa idea sobre “Lo absurdo”.
Camus ya desarrollaba trabajos como periodista durante la Segunda Guerra Mundial, con recientes 30 años, cuando en el periódico «Combat» que colabora ampliamente con el bando de la Resistencia, y llegó a publicar puros artículos para combatir el nazismo entre 1944 y 1947, justo en el periodo final de la guerra y el principio de la postguerra.
En 1947, publicó La peste (1947), exponiendo un cambio en su pensamiento albergando más una idea de solidaridad y resistencia del ser humano.
Así mismo, durante el periodo de posguerra Camus creció de forma evidente el malestar en la población argelina de origen musulmán.
La independencia de Argelia
El mal trato que recibían los ciudadanos argelinos por parte de Francia (que daba un mejor trato hacia los franceses “puros” que emigraron hacía Argelia) provocó que se originase un movimiento anticolonialista que defendía la independencia del estado argelino.
Pero aun denunciando las injusticias, el propio Camus no llegó a posicionarse claramente en este asunto. Defendía una Argelia igualitaria donde todo el mundo recibiera el mismo trato, pero consecuentemente esta opinión sentó mal en el sector independentista, ya que se pensó que no apoyaba esta causa (como sí defendía otras como la revolución Húngara).
La guerra de independencia comenzada en 1954 donde el FLN2 abogaba por su objetivo, puso a Camus en un aprieto donde él intentó implantar un papel humanista y reclamar la paz, a través de denuncias hacia las torturas y penas de muerte impuestas por los dos bandos.
En 1956, dejó otra de sus grandes obras, La chute (1956), donde expuso temas sobre los valores del ser humano, su existencia y sobre la libertad, a través de una visión filosófica de lo absurdo. En 1957 ganó el premio Nobel de literatura, gracias al aporte hacia la actividad absurdista que había realizado durante su carrera como novelista.
Pero cuando Camus tenía apenas 46 años, en 1960, falleció prematuramente en un accidente de tráfico en Villeblerin, tras pasar unas vacaciones con su familia y su autor, pero su hija llegó a publicar algunas obras más de manera póstuma, como La mort heureuse (1971) y Le premier homme (1995), aunque esta última no llegó a ser acabada.
La relación de Albert Camus con España
Lo que más se suele desconocer del novelista francés, y que resulta un tanto curioso, es que por lado materno, Albert Camus tenía raíces españolas.
Su madre, Catalina Elena Sintes era originaria de Menorca, fue una de las miles menorquinas que llegaron a las costas del norte de África en el siglo XIX. Y este lado español no fue ocultado por Camus, que en alguna de sus obras hace referencia, se interesó por España en miles de ocasiones.
Y es que su interés por la política, su antifascismo y su militancia comunista, le impulsó a querer ayudar y luchar por el bando republicano durante la Guerra Civil Española (1936-1939), pero debido a su débil salud, a causa de una tuberculosis, no pudo batallar en ella. Pero al igual que en la Segunda Guerra Mundial, tuvo que hacer frente de otra manera, a través de artículos en el periódico y recaudaciones para el bando republicano.
Su relación con España, que casi se podía calificar de idílica, llegó a un punto donde creó diferentes obras como Révolte dans les Asturies (1936), en español “Rebelión en Asturias”, donde reflejaba la revuelta minera en 1934, sucedida en Asturias. También se dejó influenciar por la literatura española y llegó a adaptar obras de Lope de Vega y de Calderón de la Barca e incluso algunas de sus piezas teatrales las llego a ambientar en ciudades españolas, como es en el caso de L’état du siège (1948), en español “Estado de sitio”, que fue ambientada en Cádiz.
Albert Camus y María Casares
Además su relación con España fue más allá, y no solo se enamoró del país. Camus tuvo un romance con María Casares, una actriz natural de Coruña, exiliada en Francia durante la Guerra Civil, compartían una pasión por la situación política española y un antifranquismo evidente. Con ella, Camus llegó a intercambiar más cartas que miradas.
Con la llegada de Franco al poder, Camus mostró su descontento y jamás fue bien visto en la España franquista. Esto le valió para ser silenciado en los periódicos del estado sus obras relevantes y su premio Nobel en el año 57.
Albert Camus siempre estuvo en deuda con España, o por lo menos así lo sentía él. Incluso llegó a declarar que España era “su segunda patria” y demostró un gran apoyo a la república de la tierra de sus ancestros.
Camus fue un enamorado de España. E 1960 Francia perdió una de las figuras literarias mas importantes de su siglo XX, pero España perdió a un fiel seguidor que, de no haber sido maltratado e ignorado, hubiera sido más relevante para nuestro país.