El ojo de la Bruja y las ruinas medievales de Alsacia

El ojo de la Bruja y las ruinas medievales de Alsacia

Tenemos que irnos a la Alsacia francesa para descubrir una de las formaciones más intrigantes de la región: l’Œil de la Sorcière (el Ojo de la Bruja).

Esta construcción de piedra, que parece observar vigilante todo el valle de la Thur, es visible desde kilómetros a la redonda y guarda secretos que han fascinado a generaciones.

Más que una curiosidad arquitectónica, es un portal que conecta la historia medieval, la fuerza indomable de la naturaleza y las leyendas que envuelven la región con un aire de misterio.

El Castillo de Engelbourg vigila el Valle de la Thur

Tenemos que remontarnos a 1220, año en el que los condes de Pfirt (también conocidos como Ferrette) quisieron levantar una fortaleza que protegiese la entrada al valle de la Thur. Su objetivo tenía una clara estrategia: controlar las rutas comerciales.

Fotografía: José Bernabé

Desde su posición elevada, esta fortaleza medieval ofrecía una vista privilegiada y una defensa natural contra posibles invasores.

La historia del castillo habla de constantes cambios de poder. En 1324, pasó a formar parte de los dominios de los Habsburgo a través del matrimonio entre Juana de Pfirt y el duque Alberto II de Austria.

En 1449, los Habsburgo lo entregaron como prenda al duque de Borgoña, Carlos el Temerario, como pago de una deuda. Sin embargo, la fortaleza regresó a sus manos en 1477. Durante la Guerra de los Treinta Años, el castillo fue un punto clave de enfrentamientos hasta que, en 1673, Luis XIV ordenó su desmantelamiento, para que no pudiera ser usado en futuros conflictos.

El Nacimiento del Ojo de la Bruja

Y ahí empieza la magia. Cuando demolieron el castillo y tiraron la torre principal (de un diámetro de 7,5 metros y muros de 2,5 metros de espesor), esta se fracturó y se rompió en muchos trozos. Uno de sus fragmentos cayó de manera que quedó en posición vertical, formando un círculo casi perfecto con un agujero en el centro.

Esta singular estructura, que parece un ojo gigante que vigila el valle, es lo que hoy conocemos como el Ojo de la Bruja.

El nombre proviene de su peculiar apariencia, que recuerda un ojo vigilante. A partir de ese momento salieron todo tipo de mitos, y los habitantes de los prueblos cercanos empezaron a crear rumores sobre el ojo.

Los mitos y leyendas

Según el folclore local, este enigmático «ojo» era utilizado por las brujas de la región para comunicarse con fuerzas sobrenaturales.

Algunos aseguran que, bajo la luna llena, brillaba con una intensidad inexplicable que podía percibirse desde las aldeas cercanas. Se decía que aquellos valientes que se acercaban durante estas noches podían escuchar voces inhumanas resonando entre las piedras. Las brujas realizaban rituales en su interior para lanzar hechizos o buscar respuestas a enigmas que solo ellas conocían.

La realidad de estas leyendas es que solo son eso, leyendas. No hay pruebas ni textos históricos que las avalen, pero aún así han alimentado durante siglos el imaginario colectivo de Alsacia, dotando a este lugar de un estatus casi sagrado.

Incluso hoy, el Ojo de la Bruja sigue atrayendo a buscadores de lo místico. Muchos lo consideran un símbolo de conexión con lo desconocido.

Un símbolo de los tiempos pasados

Hoy en día, el Ojo de la Bruja y las ruinas del castillo de Engelbourg son destinos turísticos muy visitados en la Alsacia. Para llegar al sitio, es necesario recorrer un pequeño sendero que recompensa con espectaculares vistas del valle de la Thur y la localidad de Thann.

Este lugar me dió la oportunidad de reflexionar sobre cómo un accidente ocurrido en un momento concreto de casualidad puede dar lugar a monumentos cargados de significados nuevos.