La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 no solo celebró el deporte, sino también la historia y cultura de Francia.
La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 marcó un hito histórico, no solo por los países participantes en el evento, sino por la innovación en su formato.
Por primera vez en la historia moderna de los Juegos Olímpicos, la ceremonia no se llevó a cabo en un estadio, sino en el corazón de la ciudad. Este cambio hizo que los atletas no desfilaran por el suelo de un estadio sino que paseasen en barcas por el icónico río Sena, con la Torre Eiffel como telón de fondo, presentando un espectáculo único y novedoso.
La visión de la ciudad permitió una integración de los monumentos en la narrativa de la ceremonia, estableciendo un nuevo estándar para futuros eventos olímpicos.
Referencias a la Cultura Francesa
Una de las características más destacadas de la ceremonia fue la rica variedad de referencias culturales y históricas francesas.
Entre estos podemos destacar el guiño al videojuego Assassin’s Creed, desarrollada por la empresa francesa Ubisoft. Una figura misteriosa y encapuchada apareció con una antorcha en la mano, realizando acrobacias por los techos de París.
Esta figura hacía un claro homenaje a la famosa serie de videojuegos Assassin’s Creed. No solo se reconoció la contribución cultural de este videojuego, sino también el apoyo financiero de Ubisoft a la restauración de la Catedral de Notre-Dame, con un donativo de 500,000 dólares.
Historias y leyendas francesas
La figura enmascarada también evocaba otros personajes históricos y ficticios de la cultura francesa, como el Hombre de la Máscara de Hierro, un misterioso prisionero de la Bastilla del siglo XVII cuya identidad nunca fue confirmada, y el Fantasma de la Ópera, personaje del famoso libro de Gaston Leroux.
Estas alusiones crearon un puente entre la historia y la ficción, enriqueciendo la narrativa de la ceremonia y proporcionando capas adicionales de significado cultural.
Iconos de París
El segmento subterráneo de la ceremonia, que incluía las Catacumbas y los famosos desagües de París, ofreció una experiencia inmersiva en los misterios de la ciudad.
La inclusión de un cocodrilo en esta escena hacía referencia a la historia real de Éléonore, un cocodrilo del Nilo que vivió en los desagües de París, una leyenda urbana que resultó ser cierta.
Además, la imagen de una barca navegando por un río subterráneo recordó la mítica escena de la película La Grande Vadrouille, subrayando la presencia del río Bièvre que fluye bajo París.
Homenajes artísticos y literarios en los Juegos Olimpicos
La ceremonia también rindió tributo a la rica tradición artística y literaria de Francia. La famosa cantante Lady Gaga interpretó «Mon truc en plume» de Zizi Jeanmaire en un escenario que recreaba la opulencia del Grand Palais y una entrada de metro diseñada por Hector Guimard.
Este homenaje al music-hall francés incluyó también un guiño al cabaret parisino, con una vibrante representación del French Cancan. La escena rosa evocaba inevitablemente la icónica canción «La Vie en Rose» de Edith Piaf.
En la Biblioteca Richelieu, se rindió homenaje a la literatura francesa, destacando obras como «Romances sans paroles» de Verlaine, «Les Liaisons Dangereuses» de Pierre Choderlos de Laclos y «Le Triomphe de l’Amour» de Marivaux.
La Revolución Francesa llega a los JJOO
El recorrido por la cultura francesa continuó con representaciones de elementos históricos y símbolos nacionales. A lo largo del río Sena, los espectáculos de agua y los jardines a la francesa evocaron la majestuosidad de Versalles y su impresionante parque, diseñado por André Le Nôtre.
Además, figuras históricas como Napoleón y Luis XIV hicieron apariciones en bicicletas BMX, creando una fusión única de pasado y presente.
La ceremonia también destacó un momento crucial en la historia francesa con una reconstitución del famoso cuadro «La Liberté guidant le peuple» de Eugène Delacroix.
En la Conciergerie, lugar donde María Antonieta fue encarcelada antes de su ejecución, el grupo de metal francés Gojira reinterpretó el canto revolucionario «Ah ! ça ira», comenzando con una escena impactante de María Antonieta sosteniendo su propia cabeza.
El Arte y la Historia en el Louvre
La ceremonia también incluyó referencias a la historia del Museo del Louvre, uno de los museos más emblemáticos del mundo. El evento hizo alusión al famoso robo de la Mona Lisa en 1911, un evento que capturó la atención mundial.
Además, se presentaron obras de arte parcialmente sumergidas en el Sena, creando una imagen espectacular y surrealista que resonó con la audiencia global.
Innovaciones Científicas y Técnicas
Un punto culminante de la ceremonia fue la espectacular vasija en forma de montgolfière que se elevó en los cielos desde los jardines de las Tullerías. Este elemento rendía homenaje a los hermanos Montgolfier, pioneros de la aerostática, cuyo primer vuelo en globo alcanzó una altitud de 1000 metros sobre el jardín de las Tullerías.
Esta referencia a los avances científicos y técnicos franceses subrayó la importancia de la innovación y el espíritu pionero en la historia del país.
Paris fluctuat nec mergitur
La frase «Fluctuat nec mergitur», que se traduce como «Flota, pero no se hunde», es el lema de la ciudad de París y resonó a lo largo de toda la ceremonia. Este lema, que encarna la resiliencia y el espíritu indomable de París, se reflejó en diversas imágenes y momentos de la apertura.
Una de las representaciones más simbólicas fue la figura revolucionaria encarnada por Marina Viotti, que interpretó «L’Amour est un oiseau rebelle» en un barco emblemático del escudo de París. Esta imagen capturó la esencia de la ciudad, su historia y su capacidad de superar desafíos.