Una pequeña defensa de la dieta mediterránea

Muchos de ustedes han escuchado o leído eso de » dieta mediterránea», un estilo gastronómico muy sano, cardiosaludable, fácil de seguir y no especialmente caro.

Pero ¡oh, sorpresa!, no es la primera opción para los españoles, si nos ponemos a preguntar a muchos amigos y familiares ( y nos contestan con sinceridad, claro) ¿ A que es debido esto?

Lo primero que pensarán ustedes es que, claro, la base de la dieta mediterránea es el aceite de oliva, y, precisamente ahora, no es que sea uno de los alimentos más asequibles para todos. Cierto, por las razones que sean (ya escribiremos de esto en otro momento), el aceite de oliva está muy caro.

Pero les abro una ventana opcional con el consumo de conservas en aceite de oliva , como sardinillas, caballa o melva, puntales de la dieta mediterránea, fuente de grasas saludables y omega 3. Aparte de este trio ganador, el aceite utilizado para estas conservas se puede utilizar para aliñar una ensalada o unas verduras que acompañen el pescado: ¡Bingo! ya tenemos un dos por uno, aprovechando el aceite y consumiendo pescado azul, otro puntal de nuestra dieta mediterránea.

¿La pizza es «dieta mediterránea»?

Otra afirmación que se suele hacer es que uno ya come pizza y pasta y eso » es muy mediterráneo». Si, están en lo cierto,(otra vez), pero sólo en parte: consumimos pasta y pizza pero, muchas veces, precocinada, con harinas de mala calidad, abusando de salsas, lácteos y carnes, a veces super cocidas y sin medida.

No, por favor, no pretendo reñirles, ya que no es mi intención, pero sí me gustaría reivindicar algo tan nuestro como los cereales de calidad, los buenos quesos y las hierbas aromáticas ( incluso si usted ha nacido en Gijón y cree que, de mediterráneo, tiene lo mismo que de escandinavo), alimentos cercanos y de tan buenas consideraciones positivas para nuestra salud y energía.

Están leyendo mucho sobre los beneficios de la dieta mediterránea, lo saludable que es un pescado azul, cereales de calidad, verduras asombrosas como la berenjena, las legumbres, los frutos secos y frutas maravillosas como las naranjas, las uvas, peras o higos, pero pensarán dónde pueden informarse más y si, en la era del hate, hay que reprochar algo a quien esto escribe.

No sufran,aquí van los datos contrastables: pueden googlear estudio dieta mediterránea del US NEWs and World Report, donde encontrarán que, incluso en los Estados Unidos, se da por hecho de que la dieta mediterránea es beneficiosa para el corazón, ya que las fuentes de grasas son no saturadas y con omega 3 (¿recuerdan cuando le he mencionado el pescado azul y la tríada de beneficios?).

Cómo empezar la Dieta Mediterránea

Pero si ustedes creen que unos americanos no nos pueden enseñar nada, cosa que, viendo su dieta, yo también sospecho en parte, no teman: tengo un recurso más y, encima, muy nuestro. Se trata de la Fundación para la dieta Mediterránea, en el que participan gobiernos como Aragón o Castilla la Mancha (para los escépticos que piensan que sólo si te toca el mar eres mediterráneo) , además de empresas con las que uno podrá o no estar de acuerdo, pero que nos disponen de recetas, artículos y proyectos muy interesantes, que nos pueden abrir los ojos y, si ya los tuviéramos, ampliar vista.

En definitiva, tenemos un tesoro, y debemos cuidarlo, aunque el ritmo de vida frenético nos obligue a hacer la compra aprovechando los dos por uno, sin mirar muy bien que comemos, Aunque si, nuestra cesta de la compra se haya encarecido el doble, o la compra semanal se haga en hipermercados, dando la espalda a los mercados y al placer de comprar sin prisas (van a leerme sobre este tema, ya les aviso), no nos olvidemos de este tesoro avalado por nutricionistas, cocineros, gurús de las redes y , seguramente, la madre o abuela de alguno de nosotros, con sus legumbres a fuego lento, su pan casero y otros pequeños lujos, los cuáles hemos olvidado o desechado por falta de tiempo

Les propongo, como último, un pequeño reto para el fin de semana. No es caro ni les va a suponer mucho tiempo, se puede hacer sólo o enfrascar a las criaturas y, además, se divertirán. Les propongo, amigos, preparar una pizza casera. Ya está. Con harina , sal y agua, amasar, un pequeño reposo y poner lo que quieran (por esta vez se los paso)… Y cuando salga del horno, aún caliente, añadan un poco de albahaca fresca u orégano y un pequeño chorrito de aceite. Les va a encantar y tendrán diez minipuntos para su carnet de salvadores de la dieta mediterránea

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