María, ejemplo para las mujeres, este 8M

María, ejemplo para las mujeres, este 8M

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Tras unos pocos días de indecisión y reflexión, he decidido unirme al selecto y honorable club de articulistas en nosvemoslojueves.wordpress.com.

Y aprovecho para relatar, este 8 de marzo, la historia de la mujer más influyente en Occidente. Si, en el día de la Mujer, voy a hablar sobre la Virgen Maria. A partir de este punto, es posible que algunos detengan su lectura. Quizás por prejuicios, o por aburrimiento. No lo sé. Y no les juzgo. Pero si tú, querido lector, no has interrumpido tu lectura, puedes contar entonces con mi más sincero agradecimiento.

Vayamos pues al grano. La principal causa por la que he decidido escribir este especial del día de la Mujer sobre la Virgen Maria, es porque es mi madre. Y ya está. Realmente, yo, como creyente, creo firmemente que ella es mi madre, y que me cuida y me protege. Y como buen hijo que intento ser, procuro tenerla mucho cariño, y apreciarla como mujer. Pero yo no he querido escribir este artículo solo para los creyentes, sino para todos. Y es que, tengamos fe o no, es un hecho que Maria es una de las mujeres más citadas, estudiadas y representadas en la historia de la humanidad, por no decir la que más. Es un hecho.

Es curioso que una muchacha de 16 años, que vivía en un pueblo perdido de Judea, lamado Nazareth, sea una figura rotagonista en el arte y la cultura del mundo occidental durante estos últimos dos mil años. Cantidad de plazas, calles, iglesias, obras de arte y localidades llevan el nombre de esta buena chica en su honor. Y es verdad que mujeres como Juana de Arco, Marie Curie o Malala Yousafzai han sido grandes defensoras de la igualdad de género. Pero Maria se distingue de entre todas ellas. Y es que Maria sigue estando viva para todos sus hijos, y no ha dejado de manifestarse a la humanidad. Lourdes, Fátima, Garabandal y Medjugorge son los ejemplos más recientes de su presencia entre todos nosotros. Y Maria, por muy retrógrado y anticuado que suene, ha de ser HOY ejemplo para todas las mujeres, y para todos la humanidad en general.

El mismo papa Francisco se lo recordaba a los jóvenes argentinos: “Hay un solo modelo para ustedes, María: la mujer de la fidelidad, la que no entendía lo que le pasaba pero obedeció. La que en cuanto supo lo que su prima necesitaba, se fue corriendo, la Virgen de la Prontitud. La que se escapó como refugiada en un país extranjero para salvar la vida de su hijo” Y es que Maria es la mujer de la obediencia, de la ternura, de la mansedumbre, de la paciencia.

Hace unos años leí una frase del Cardenal Van Thuan (un obispo vietnamita que estuvo años en prisión y en aislamiento a causa del régimen comunista) que he intentado tomar como modelo a partir de ese momento. Decía: “ya no pensaré más en el momento de mi liberación, viviré el momento presente colmándolo de amor.” Y yo creo que está frase podía ser perfectamente el lema de Maria. Ella, sin saber lo que le esperaba, decidió abrirse a la Voluntad de Dios. Seguro que estaba llena de temor y miedo, pero, valientemente, decidió vivir cada momento colmándolo de amor, con su hijo y con su esposo, en los momentos que no comprendía, incluso en el momento más doloroso para ella, la muerte de su hijo, ella no se rindió, ella permaneció esperanzada con aquella pequeña comunidad de hombres que hoy llamamos apóstoles, y que luego formarían lo que hoy conocemos como Iglesia.

Maria nos enseña que no se es más mujer por enseñar los pechos en actos políticos, sino que se es más mujer aceptando cada momento las dificultades que se avecinan, para así colmar todo momento de amor y así lograr una sonrisa en la gente que nos rodea. Maria nos enseña que no se es más mujer gritando consignas contra los hombres, sino que se es más mujer aceptándose una tal como es, para que queriéndose a sí misma, pueda querer también a los demás.

Pido a Dios de que esta sociedad, y en particular, las mujeres, no se olviden nunca de su máximo referente, la verdadera mujer valiente, la mujer que, en los momentos más duros, supo dar la cara, no se rindió.

Espero que nos demos cuenta del valor de nuestra madre. No quiero aburrirles más, que suficiente les he entretenido para ser la primera vez, así que acabo mi sermón 2.0., con una pequeña oración:

Maria, llévanos a tu hijo, haznos como tu hijo.

Escrito por Cardenal Cisneros

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