IA ¿Personas o máquinas?

IA ¿Personas o máquinas?

El límite entre la IA y la inteligencia natural plantea dilemas éticos que aún se están intentando resolver, de los que ya hablaron Asimov o Turing.

En 2021 el Banco de Inglaterra eligió la efigie de Alan Turing para que apareciera en su billete de 50 libras y unos años antes, en 2013, la reina Isabel II le concedió un indulto póstumo.

Pero, ¿qué es lo que había hecho tan importante para lograr que su cara adornara un billete y que la propia reina lo indultara? Y, por otra parte, ¿cuál era el crimen que había cometido?

La computación a partir de Alan Turing

Alan Turing fue un matemático inglés que nació en 1912. Estudió en Cambridge y se dedicó a la lógica.

En 1936 se propuso buscar una solución para uno de los asuntos que más interesaban a los matemáticos de ese momento que era saber si todos los problemas se podían resolver o no. Alan creó una máquina que podía determinar mediante un algoritmo si el problema que se le presentaba era resoluble o no. 

Con la guerra mundial comenzada, fue llamado por el Gobierno para formar parte del grupo de expertos en seguridad y contraespionaje y dirigió el equipo de criptografía que consiguió romper el código de la famosa máquina de los nazis Enigma, que mandaba las órdenes de ataque de los barcos y aviones alemanes.

Esto fue fundamental para la derrota de Alemania ya que se conocían todos sus planes de ataque y se estima que propició que la contienda durase un par de años menos.

Maquina nazi alemana Enigma, que descodificó el matemático Alan Turing
Modelo militar Enigma I, en uso desde 1930

Tras la guerra Alan siguió trabajando en sus máquinas de computación y de inteligencia y estudiando cómo desarrollar métodos de aprendizaje mecánico. 

A pesar  de estas importantes aportaciones, la figura de Alan Turing no fue visible hasta hace pocos años, cuando se desclasificaron los documentos de la inteligencia británica que trataban sobre la II Guerra Mundial y se conoce su aportación en la descodificación de Enigma.

De hecho, Turing se suicidó en 1958 tras ser condenado por homosexualidad y sometido a sumisión química como castigo. En la actualidad se le considera el precursor necesario de los ordenadores y quien puso las primeras bases de la inteligencia artificial con trabajos tan interesantes como el test que diseñó para determinar si una máquina podía ser tan inteligente como un humano.

El test de Turing ¿persona o máquina?

El test de Turing es una prueba para saber si el interlocutor es humano o máquina. Se trata de un juego de imitación en el que una persona actúa como juez y entabla conversación con dos entidades, una humana y otra robot y debe determinar cuál de ellas es la máquina y cuál la humana.

De esta manera, Alan Turing pretendía probar que lo que los humanos pensamos que es muestra de nuestra exclusiva inteligencia puede ser imitada por las máquinas y que estás pueden lograr tomar decisiones semejantes a las humanas si son correctamente programadas.

También predijo en 1950 que, con el tiempo, podrían llegar a ser indistinguibles de los humanos en una conversación escrita.

El desarrollo de un lenguaje común entre humanos y máquinas es una pieza fundamental para la evolución de la IA y esto es justo lo que se pone a prueba en este test. Las conversaciones deben ser cortas y sobre cualquier tema, pero a la persona que juzga se le pide que evite las preguntas personales.

Turing estableció que si en conversaciones de 5 minutos un 30% de los jueces no había sido capaz de identificar a la entidad juzgada la máquina habría superado su prueba.

Premio a la mejor IA

Desde 1991 existe el premio Loebner, una competición anual de pruebas de Turing a la que se presentan programas informáticos y que ofrece un premio al que supere el test y sea considerado el más parecido a la inteligencia humana.

Esta competición, aunque tiene cierta relevancia social e informativa, no está bien vista por todos los investigadores en esta materia. Por poner un nombre, Marvin Minski, cofundador del laboratorio de IA del MIT lo consideraba un mero circo publicitario que no ayudaba al desarrollo de esta ciencia.

En la mayor parte de las ocasiones resulta difícil distinguir entre persona y robot, aunque por el momento siempre se acaba sabiendo. Solo en una ocasión (2014) un chabot superó la prueba: el conocido como Eugene Gootsman.

Una de las claves para poder hacerlo fue que la máquina siempre conseguía mantener el control de la conversación gracias a su locuacidad y a que desviaba correctamente las respuestas hacia los temas que más humano le hacían parecer. 

Usos del test de Turing

El test de Turing se utiliza para desarrollar, por ejemplo, los asistentes virtuales de las páginas web con los que puedes entablar una conversación escrita, o incluso a veces hablada, para que te informe u oriente sobre algo.

Normalmente se les suele poner un nombre para que su uso sea más amable, ya que en mucha gente se produce un rechazo al saber que la comunicación que establece no es con otro ser humano sino con una Inteligencia Artificial entrenada especialmente para asesorar sobre dudas y responder preguntas.

Existe una aplicación inversa de este test que es cuando la máquina nos reconoce como humanos, son los conocidos Captcha

¿Dónde está el límite de la Inteligencia Artificial?

El límite entre la Inteligencia Artificial y la natural proporciona grandes dilemas éticos que aún se están intentando resolver y que están presentes en la sociedad introducidos por la literatura y el cine de ciencia ficción.

Isaac Asimov, por ejemplo, estableció las tres leyes éticas (que en realidad son cuatro) de la robótica cuando escribía su libros de la serie Robot y que luego han sido tomadas en consideración por los filósofos de la Inteligencia Artificial para seguir desarrollando el pensamiento ético de esta ciencia.

Obras como Blade Runner o Terminator han llevado al imaginario colectivo una futura lucha entre humanos y máquinas que distorsiona la buena disposición que esta disciplina podría encontrar en la ciudadanía.