El tiempo es una babosa (Valparaíso Ediciones, abril 2024), de la escritora y profesora Carol Milkewitz (Uruguay, 30 años), fue finalista del V premio de poesía hispanoamericana Francisco Ruiz Udiel. Con este primer poemario, la autora deseaba infundir paz a sus lectores y lo hizo a través de una constante referencia a la naturaleza. “Traté de hacer algo que, aunque hay altibajos emocionales, generase una sensación general de bienestar”, explica en una entrevista por videollamada. Acaba de volver a Montevideo después de estar en Madrid, a principios de junio, para la firma de ejemplares en la Feria del Libro y la correspondiente presentación en la biblioteca pública Mario Vargas Llosa.
Entrevista a Carol Milkewitz, autora de ‘El tiempo es una babosa’
Pregunta: ¿Cómo ha sido su experiencia en Madrid?
Respuesta: Fue alucinante. Ya había estado en la ciudad, pero en invierno. Esta vez he tenido la oportunidad de experimentarla en primavera y es espectacular. La presentación fue increíble y la biblioteca me pareció una locura de hermosa.
P: ¿Y qué tal por la Feria del Libro?
R: Fue toda una experiencia. Como lectora, siempre que voy a estos sitios es como “¿cuál me llevo? ¿Me llevo uno o dos?”, y verlo desde el otro lado… Pues es divertido. Además, he conocido a un montón de gente y varias madres se llevaron un ejemplar para sus hijas.
P: ¿Por qué decide titular su libro así, El tiempo es una babosa?
R: El más obvio es el transcurso del tiempo, que es muy lento. Sin embargo, hay diferentes lecturas que se pueden. Por ejemplo, en los cuentos infantiles se habla mucho del caracol con su casita, que es el caparazón. Yo entiendo a la babosa como el animal sin su casita. Usé esta metáfora para jugar con la idea del lugar físico que necesitamos en el mundo y nuestro lugar simbólico.
P: ¿Realmente pasa tan despacio el tiempo como dice?
R: Es una verdad indudable que el tiempo pasa de forma lenta y también de forma rápida, o sea, estamos enfrentados con el tiempo todo el rato. Una amiga mía lo explica mejor, pero es como la babosa, que avanza lentamente dejando atrás la estela blanca y da la sensación de que no se mueve, pero si apartas la vista un momento, ya no está o se ha ido lejos.
P: En el poemario habla de varias mudanzas a lo largo de su vida. ¿Es un reflejo de su vida real?
R: Todas las experiencias que he vivido me han ayudado a escribir el libro y, aunque he condensado muchas experiencias, creo que fui muy honesta a la hora de mostrar mi intimidad, cosas que me pasaron y que sentí. Aun así he de decir que no es un reflejo exacto de cómo transcurrieron los hechos. De todas formas, en el caso de las mudanzas [el relato] es bastante fiel porque sí pasó varias veces, aunque siempre dentro de Montevideo.
«En los cuentos infantiles se habla mucho del caracol con su casita, que es el caparazón. Yo entiendo a la babosa como el animal sin su casita.»
Carol Milkewitz
P: ¿Y la relación con sus abuelos? ¿Cómo fue? Porque habla de que uno de ellos se muda de continente…
R: Aquí sí que condensé mucho. Tuve la suerte de conocer a todos mis abuelos, a mi bisabuela y a mi bisabuelo, pero decidí hablar de ellos como si fuesen la misma persona. En realidad uno de ellos vivió en Alemania y el otro en Buenos Aires; sin embargo, en el libro parece que se trata siempre del mismo abuelo y de la misma abuela.
P: Se trata, técnicamente, de un poemario; pero a la hora de leerlo se ve perfectamente el hilo conductor. Es todo bastante lineal. ¿Siempre tuvo claro el formato?
R: Me gusta mucho la narrativa, es más, el primer libro que co-escribo es un cuento. Pero, a los 18 empecé a escribir un poema por día y aún sigo haciéndolo. Hace unos dos años decidí ordenarlo, seleccioné 50 poemas y vi si tenían un hilo conductor o no. Algunos tenían, otros no, así que cree nuevos poemas que hilaron aquellos que ya existían.
P: No es su primer tanteo con la literatura. Aparte de dar clases de escritura creativa y de inglés, menciona que ha co-escrito un cuento antes de este poemario. ¿Es viable vivir de publicar en Uruguay?
R: De eso solo no, pero al final veo que cada vez hay más movimiento en torno a la literatura. Desde gente dando clases de escritura, talleres, que antes no había tantos, y más librerías café, pero solo de escribir no vivís acá.
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P: Y como profesora de literatura creativa, ¿qué le recomienda a aquellos que no se atreven a dar el paso?
R: Lo importante es escribir todos los días, aunque sea “no sé qué escribir”. Quizá después de 18.000 días decís “hoy sí sé”. Lo fundamental es ir generando ciertos hábitos y también sabiendo que la creatividad se entrena.
P: Entonces, ¿la creatividad no se es algo mágico, algo que viene dado?
R: Claro que no. Tal y como vas al gimnasio para el cuerpo, hay que trabajar la creatividad.