Entre alianzas, matrimonios y batallas, las reinas godas sembraron las raíces de la futura monarquía hispana. Y en Reinas Godas. Las mujeres que pusieron la semilla de España (2024), Daniel Gómez Aragonés ha querido traernos las historias de esas mujeres que poblaron el territorio europeo tras la desarticulación del imperio romano, protagonistas muchas de ellas.
Visigodos, ostrogodos, francos… las distintas tribus de origen germánico dominaron el escenario histórico durante los primeros siglos del medievo hasta la conquista islámica del 711.
Una visión completa de la Historia
Para ello, Daniel Gómez Aragonés se apoya en las investigaciones de autores expertos en el estudio del mundo altomedieval hispano como Henar Gallego Franco o Luis Agustín García Moreno, entre otros.

A través de los capítulos que lo componen no solo nos adentramos en la vida de los pueblos godos, sino en la manera en que estos han fascinado a los artistas. La Pintura de Historia del siglo XIX es buena prueba de ello.
De Gala Placidia a las herederas del reino astur, ostrogodas, santas y mujeres de leyendas…
Si bien con más o menos fortuna y huellas en la documentación, algunas de ellas marcaron fuertemente el devenir de sus pueblos e incluso su vida religiosa.
En este sentido, quizás una de las figuras preeminentes es la reina Goswintha. Sus dos matrimonios, primero con Atanagildo y, posteriormente, con el rey Leovigildo, la posicionaron como una pieza clave en el tablero de la monarquía visigoda.
Y lo mismo ocurría en el territorio itálico con las mujeres de las élites ostrogodas, suevas o turingias, como Radedunga, entregada a la religión y la atención a los necesitados.
Femenino, Godo, Plural
Sin embargo, el libro no es relata una lista de biografías al uso. Nos habla de lo que significaba ser mujer y pertenecer a este momento histórico.
El autor recorre el devenir de las mujeres de los pueblos godos peninsulares bajo el prisma del rigor histórico, sus presencias y ausencias.
El rastro documental de las mujeres siempre es más escurridizo que el masculino. Desde los márgenes de las fuentes, sin embargo, la acción femenina está presente en la vida política e institucional de los reinos. Algo especialmente relevante si hablamos de las consortes reales.
La mirada desde el prisma masculino queda incompleta sin su correlativo femenino y viceversa. Ambas son dos caras de una misma realidad en la que interactúan. Una idea que marca el eje vertebral de esta monografía.
Las diversas reinas godas cumplieron funciones políticas que parten de la función institucional del matrimonio. Los pueblos godos se asientan sobre una base poblacional hispanorromana con la que se relacionan. Y que luego va a heredar la monarquía astur.
Desde Gala Placidia vemos cómo las mujeres se convierten en sujetos políticos legitimadores del poder a través de la mezcla de sangres. De esta manera, se podía controlar el poder en el entramado matrimonial de una sociedad donde la corona era consuetudinaria y no hereditaria.
La buena divulgación como punto de partida
Gómez Aragonés aborda el papel desempeñado por cada una de ellas en relación con sus correlativos masculinos, permitiendo al lector hallar una visión panorámica de la actividad “bárbara” femenina.
No obstante, es en esta monarquía visigoda con capital en Toledo donde se buscarán las raíces cristianas hispanas. Es decir, la construcción del relato de una Corona cristiana cuyo recorrido llega hasta la actualidad, a medio camino entre lo mítico y lo científico.
Una lectura recomendada para aquellos interesados en el pasado remoto hispano de los primeros tiempos medievales, como un buen punto de partida que tiene en cuenta las dos caras de la realidad.