La comida romana en invierno, y cómo afectó a las constumbres

La comida romana en invierno, y cómo afectó a las constumbres

En invierno todas las sociedades se comportan de forma diferente al verano, y la romana no fue diferente en este sentido. El trabajo del día a día era muy diferente en unos meses que en otros, y la comida del Imperio Romano también se veía afectada.

Italia en la Edad de Bronce

Para saber como fue el clima en la antigua Roma tenemos que acudir a las numerosas fuentes paleoclimaticas. Las diferencias entre el clima del norte de la península itálica y el sur desde antiguo son muy notables.

Durante el primer milenio antes de Cristo en el norte de la penínsuta vivieron con un clima más templado que en la actualidad, con temperaturas medias de entre 14 ºC y 18 ºC (en contrapunto con los 13 ºC d media que tiene actualmente la región de Emilia-Romaña). En las regiones de lo que hoy es la Toscana y la Lacio se encontraban una serie de tierras pantanosas que se consideraban inhabitables. Mientras tanto, en el sur el clima era húmedo

Durante la existencia de la civilización romana podemos asegurar que se vivieron tres periodos climáticos: El subatlantico temprano (del 900 a.C. a 175 d.C.), sub atlántico medio (del 175 d.C. al 750 d.C.) y Subatlantico tardío (desde el 750 d.C.).

Así mismo podemos hacer visible que la época de mayor extensión del imperio, con Trajano, coincide con la época en la que el clima fue más óptimo para los viajes y la vida exterior en general.

La contaminación en la antigua Roma

Pero para conocer sus costumbres nos falta hablar de un factor clave: la contaminación. Hoy en día hablamos mucho de los problemas de la contaminación de las grandes ciudades, pero Roma en la antigüedad también tuvo problemas de contaminación que afectaron al clima.

En el invierno para calentarse en la sociedad romana se usaban unos sistemas de calefacción bastante avanzados para la época: el hipocausto.

Calefacción imperio romano por el suelo en invierno
Los romanos se calentaban gracias al hipocausto, un sistema similar al Suelo Radiante moderno / GROK

Bajo las casas había una serie de pequeños pasadizos que convergían en una especie de “calderas” en las que se quemaba abundante leña. El calor provocado por esta quema se distribuía usando estos conductos y de esa forma tenían una especie de “calefacción por suelo radiante”.

Esta quema de leña de forma masiva en los días de mayor frío provocaba reales problemas de contaminación en el ambiente romano. A los problemas respiratorios derivados del frío habría que añadir los problemas causados por el exceso de humo en los ambientes.

La comida favorita de Roma durante el invierno

En las películas o series que hablan de la época de la civilización romana hablan de que la dieta romana estaba llena de grandes comilonas y poco variada, pero lejos de esa realidad podemos decir que las costumbres culinarias romanas eran mucho más variadas de lo que se cree.

Los romanos eran de hacer comidas rápidas y frugales de escasa elaboración y no muy abundantes. Para ellos la comida más importante del día era el desayuno, empezando el día con energía para los trabajos matutinos.

Tras este hacían una pequeña pausa para el Prandium, que partía la mañana de la tarde, realizado sobre la hora que comemos nosotros en la actualidad.

Luego terminaban el día con una cena propiamente dicha donde se desplegaba las mejores viandas. Aquí vemos claros ejemplos de lo que hoy denominamos dieta mediterránea.

«Pulte, no pan, vixisse longo tempore Romanos manifestum»

«Los romanos vivieron durante mucho tiempo de carne y no de pan»

Plinio el Viejo, Naturalis Historiae, libro XVIII

Pero, tras esto es muy posible que te asalte la pregunta sobre ¿qué tenían los romanos en su despensa?. Te lo contamos.

La despensa de un romano medio solía tener buenas cantidades de Legumbres, queso, miel, aceitunas, carne y pescado, principalmente en salazón, frutos secos en abundancia y desde luego fruta y huevos.

Recetas típicas en la cocina romana

En el libro de recetas “De re coquinaria” escrito por Apicius tenemos multitud de recetas típicas de la época imperial.

Los postres en los que abundaban las tortas de leche o la fruta cocida en vino tenían una importancia notable en la cocina de la sociedad romana.

El Garum, una salsa cuyos componente principal son aceite, vísceras de pescado fermentadas y sal, era el aderezo por excelencia. Y la zona del Imperio en la que mejor se preparaba (o al menos la que mejor fama tenía) era en Hispania.

Se usaba para aderezar desde carnes hasta ensaladas o incluso pescados.

Qué queda de la comida romana en nuestras costumbres actuales

Pues aunque no lo creamos, quedan bastantes cosas. Por ejemplo, la distribución típica de la comida de dos platos y postre proviene de Roma. Los alimentos que consideramos como parte de la dieta mediterránea también eran ya usados en las comidas del Imperio Romano.

Así lo refleja el libro de Apricius cuando habla de la Degustatio, la primae mesae y la secunda mesae.

En definitiva, en el invierno en Roma se comía sobre todo sopas de rápida elaboración y ocasionalmente acompañado de alguna pieza de carne horneada, pero la miel y la leche eran la base para los postres elaborados.

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