“No digas nada”, radiografía de un conflicto armado

“No digas nada”, radiografía de un conflicto armado

Una de las mejores series del 2024 se esconde en Disney+

Violenta y controvertida, “No digas nada” retrata el conflicto de Irlanda del Norte y lo transforma en un thriller apasionante.

Abandona tus prejuicios en la entrada y disfruta con cada uno de sus nueve episodios. Todos mantienen la esencia de Patrick Radden Keefe, logrando esta brillante adaptación de su best seller.

En «No digas nada» las voces de los protagonistas son las que nos hablan. Nos guían a través de sus vidas, confesándonos sus secretos y exponiendo todo el dolor causado. Como si de un puzle se tratara, vas uniendo las piezas, construyendo sus recuerdos hasta entenderlos mejor. Empatizas, sufres con ellos y esa inamovible línea entre el bien y el mal, se vuelve cada vez más borrosa y subjetiva. Todo un ejercicio de memoria para recordarnos quiénes ganan las guerras.

No digas nada, es Belfast

Una orgullosa colmena de cemento gris, Divis Flats, sirve de refugio para centenares de familias. Abejas obreras sin reina. Por sus pasillos infinitos , un grupo de hombres se aleja llevándose a alguien por la fuerza. Uno de ellos se detiene y nos observa. Levantando su dedo índice a la altura de los labios, nos recuerda susurrando, «no digas nada».

Imagen de Belfast, finales de los 80′. Al fondo «Divis Flats»

En los márgenes de la ciudad, las casas humildes esconden estrechos callejones. Sus paredes de ladrillos rojos sirven para recordar a sus héroes. En una de ellas, pintada con letras negras, se puede leer: “Muerte a los chivatos, libertad«. Cerca, los niños juegan con una máscara de gas, entre tanquetas del ejercito y restos de una hoguera sin apagar. El mural que se ve al girar la esquina, les recuerda a sus héroes. Sobreviven en las calles de una isla separada en dos.

Unos años antes, en 1968, en una de esas casas con ladrillos rojos, dos jóvenes hermanas católicas, discuten con su padre. Defienden la lucha pacífica frente a la violenta. «¡Resistir o defenderse!», les dice interrumpiéndolas su madre.

Militante por necesidad, ama de casa y esposa, la madre,nuevamente en silencio, las escucha desde el sofá.

Sentada junto a ella con gafas oscuras, su tía, la de las chicas, se quiere fumar un cigarro. La madre lo enciende y se lo acerca hasta la boca. Una bombardeo británico la dejó sin brazos y ciega. La tía, desde entonces necesita ayuda para todo. La familia Price.

Dolours y Marian Price

Dolours y Marian, las hermanas Price como se las conoce, cambiaron el papel de la mujer dentro del IRA, hasta convertirse en las primeras que participaron y dirigieron comandos. El padre, exsoldado católico de la generación de 1922 (inicio de la guerra civil), las educó con fuertes valores, arraigados en el compromiso y la lealtad contra los enemigos de Irlanda.

«No digas nada» nos muestra ese entorno familiar en el que crecieron las hermanas Price. La ocupación militar, las continuas agresiones, la impunidad policial… La mecha ideal que encendería a cualquier joven católico del Belfast de 1972. Hasta donde llegaron las hermanas y que casos se plasman en la serie, yo no os lo voy a descubrir.

Lola Petticrew interpreta a Dolours Price en la serie

La evolución de las hermanas va en paralelo a la de otros históricos personajes. Un jovencísimo Gerry Adams desde sus inicios en el IRA hasta acabar liderando al Sinn Fein, no sale muy bien parado. Representado en la serie como ambiciosa figura política, su camino hacia el poder está rodeado de sombras. Reniega de su pasado hasta reescribir su propia historia.

Brendan Hugues, amigo de Adams, también acompaña a las hermanas Price. Considerado un héroe en Belfast, murió en 2008 a los 58 años. El general británico Frank Kitson, interpretado por Rory Kinnear, está al mando de las operaciones durante los años más violentos del conflicto. Conocido por causar terror en las colonias británicas y por tratar a kenianos y norirlandeses como ratas, con él la tortura se vuelve sistemática.

La historia de Jean McConville

La serie empieza en el mismo punto que termina pero tres décadas atrás. Con una mujer viuda y madre de diez niños mudándose a Divis Flats. Un enorme bloque de viviendas construido para albergar a las familias más pobres de Belfast. Los disparos de las AK-47 y las escenas familiares conviven diariamente en un intento de aparente normalidad.

Los primeros días de los McConville en la comunidad, nos van llegando poco a poco y a través de la voz entrevistada. A lo largo de sus nueve episodios y con distintas líneas temporales, iremos conociendo a sus miembros y descubriendo la importancia de la familia en el relato.

Judith Roddy en el papel de Jean McConville durante una escena en “No digas Nada”

Jean McConville vivía en el lugar equivocado. Si en Divis Flats tú no tomabas partido, ellos lo tomaban por ti. Mostrada por los vecinos como una gran familia, no implicarse en ella generaba enemistades y sospechas. Una mala mirada, una puerta que se cierra o alguien que te observa. El detonante podía haber sido cualquiera. La acusación, informante.

—No nos vamos a meter —le dijo Jean a su hija. A lo que ella, furiosa le contestó —Vivimos aquí, ya estamos metidos.

Volveré más tarde

Todo pasó muy rápido. Una noche de 1972, un grupo de hombres y mujeres encapuchadas, secuestraron a Jean McConville. Entraron en su casa y frente a nueve de sus diez hijos, se la llevaron. «Volveré más tarde» les dijo. Por los pasillos infinitos de Divis Flats, la vieron alejándose por última vez.

Una adolescente se pinta los ojos frente al espejo de su casa. Se prepara para salir. Detrás, su madre le recuerda que es tarde para estar por las calles. La hija, desafiante protesta y se enfada. Y aunque su madre no da el brazo a torcer, al menos ha conseguido que la envíe a por una cajetilla de cigarros.

La gente muere por una bomba o por una bala o desaparece sin mas”
Dolours Price.

En 1996 esa adolescente es ya una mujer . La hija mayor de Jean McConville no estaba en casa el día en que su madre desapareció. Su desgarrador testimonio, más de 20 años después, solo es un atisbo de lo que sufrieron en la realidad. La ausencia del duelo y la falta de respuestas, consumieron a una familia aislada por el silencio.

Aunque la historia, en su tramo final refleja muy bien ese dolor, «No digas nada» pasa por alto otras cuestiones que sin embargo, son de interés en el libro. Desde el destino de cada uno de sus hermanos y las consecuencias de la perdida familiar, a vivir marcados y separados desde pequeños. No es hasta iniciadas las conversaciones del proceso de paz, cuando la serie nos muestra un fino hilo de esperanza. Es ahí cuando la historia de Gerry Adams vuelve a cambiar.

La hija mayor enseñando la foto familiar de los McConville

La tensa paz de Irlanda

Los últimos episodios nos narran los resultados que causaron tantos años de guerra en las vidas de sus protagonistas. La evolución como sociedad y el reflejo de su madurez, contrasta con la fragilidad que se respira. En Belfast las heridas curan pero aún pican. Su suelo es fértil para sembrar conflictos en el. Mucha sangre, demasiada, ha sido derramada en ese rincón de Irlanda. Protestantes y católicos. Son otros tiempos pero sigue siendo el mismo lugar. Trabajar para la paz es conocer las causas de la guerra y comprenderlas.

«… durante toda mi vida he creído que unirme al IRA era lo más noble que podía hacer. Te enseñaban que era lo mejor para tu pueblo. Que cada gota de sangre derramada era el precio de una guerra injusta… Creo que la gente debería saber que es todo mentira» Dolours Price

Marian y Dolours Price. Consideradas leyendas dentro del IRA. Años 70.

Un sinfín de preguntas se quedan en el aire. Muchas son las mismas que se hicieron nuestros personajes. ¿Ha merecido la pena?. ¿Se pueden silenciar tantas voces dentro de una sola cabeza?.¿Perdieron todos o ganó alguno?

Tal vez ni sabías que existía. Y no, no sería extraño. Llegó a finales del 2024, sin apenas publicidad y escondida, como si estuviese avergonzada, entre los gigantes de Marvel y otras producciones de moda. Por eso encontrarte con ella, es hasta esperanzador. Aunque la entierren bajo toneladas de malas series, “No digas nada” brilla por sí sola.

Es una de las grandes.

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