Después de los estragos (y gastos) de las fiesta navideñas, toca volver a la realidad: enero tiene 31 dias y, en todos, debemos comer.
Espero y deseo de que, después del Festín de Babette1 de estas fiestas, su colesterol, perímetro abdominal y estómago, se encuentren perfectamente, a punto de empezar, con ganas, el 2025.
Pero amigos, si no han sido bendecidos con el Gordo de la Loteria, el Niño, la Primitiva o una rica pariente muy generosa, enero se presenta como un mes muy cuesta arriba donde, aparte de volver a la pretendida normalidad, hay que pagar la visa y llenar una nevera de manera más económica y sana posible
Comer bien con poco… ¿se puede?
El mundo mágico de las sobras no dura siempre y, una vez que los quesos, embutidos, restos de asado y patés han acabado, toca llenar la nevera, esta vez de productos mucho más modestos, pero no por ello menos ricos. Hay varias opciones para ese tema, y aquí vengo a explicarlas, para que, al menos, nos consolemos en el estrechamiento del cinturón
El desperdicio alimentario
Este tema me atrae y me preocupa de la misma manera, y no de ahora, sino ya hace tiempo ( nótese que yo tampoco he heredado nunca de una rica pariente). Según la Aesan2, el desperdicio alimentario es una gran preocupación a nivel mundial, ya que se estima que se pierden alrededor de un tercio de los alimentos que se producen, en el cuál los tubérculos se llevan la tasa de un 50%.
Pero aún hay más: se estima que en Europa, el 70% de las pérdidas alimentárias se producen en el ámbito doméstico ( y esto sólo es un dato de 2016).
No es algo baladí que, realmente, el desperdicio alimentário no es cosa de cuatro hippies o personas sin muchos recursos y que, cada vez, están surgiendo más ofertas de ese tipo: pasen por el supermercado y comprobarán que hay muchos productos con etiquetas naranjas o las palabras «Próximo vencimiento» (visto en Lidl, Carrefour).
Hay otros establecimientos que ponen una pegatina al 25 %, caso de los establecimientos Ametller, muy posicionados en Cataluña, y donde puedes encontrar desde pescado, a platos preparados, yogures o carne. Y en muchos mercados municipales, pasarse a última hora siempre tiene algún tipo de sorpresa a modo de descuento.
Too good, to go: hacer del desperdicio una idea de negocio
En el año 2018 empecé a utilizar una app contra el desperdicio, que ya venía teniendo éxito en Europa. La app se llama Too good to go ( demasiado bueno para dejarlo ir, y yo, que hablo inglés, siempre le digo Too Good to god: demasiado bueno para Dios) y empezó su andadura en Dinamarca, en el año 2015, después de que cuatro chicos fueran testigos de la comida que se lanzaba en un buffet libre, estando esta en perfecto estado.
Le siguió una iniciativa en Francia, luego Suiza y así sucesivamente, hasta lograr una financiación europea para investigar sobre el impacto del desperdicio y su aplicativo en la realidad.
Es una app muy simple, en la cuál solo introduces tus datos y tu localización ; en ese momento, el aplicativo te muestra los supermercados, restaurantes, mercados , incluso floristerias, dónde hay un pack disponible. Siempre marca el precio original del pack y, debajo, el precio que pagas tu, el horario y valoraciones ( si las tuviera) del establecimiento.
Además, en tu perfil, puedes ver el impacto de tu acción siendo un «Waste Warrior», una guerrera del desperdicio. Aquí pueden ver el mío.
Y no, no me llevo ninguna comisión
Simplemente, me parece una idea genial el que no se tire alimentos. Por conciencia, por impacto medioamiental y, como han visto ahorro.
Mis trucos son: para supermercados, compra en fin de semana o con un dia de fiesta por delante o por detrás ( ayer, por ejemplo, uno de mis packs contenia yogurs, media docena de huevos, carne empanada, una manzana y una naranja, por 3,99 euros). Para puestos de mercados, el mediodia es genial, ya que así me aseguro de tener comida ya preparada y tener tiempo de escribir estos artículos maravillosos y leer los de mis colegas de revista, que se lo curran mucho.
Las panaderias, ultima hora de la tarde o, si sabes que no abren el sábado tarde, ese mismo dia al mediodia. Por supuesto, alguna vez me ha salido mal la jugada, pero lo he hecho saber y, con no probarlo más ahí, es suficiente, pero, en lineas generales, me encanta utilizarla
Al lío
Un dia, hablando con un colega de la revista, le hablé de que yo a veces hacia arroz negro con una lata de calamares en su tinta. No, no es idea mia: un dia en X, cuando era twitter y un lugar genial, un cocinero puso esta receta que, a su vez, había aprendido de otro cocinero ( mi memoria ya no es la que era y siento no dar los nombres). El caso es que lo probé y… oye, da mucho el pego, amigos. Yo no suelo hacer arroz negro porque la abuela de mi hijo lo cocina a nivel dios y yo soy demasiado perfeccionista para cocinar uno y no llegar al nivel, pero a veces me gusta retarme y , la solución de la lata es muy apañada y resultona. Yo siempre suelo guardar la tinta de la sipia y su melsa, la parte marrón: mi consejo es que lo hagan, porque da muchísimo sabor a los platos, sin necesidad de comprar marisco y complicarse la vida. Además, no sólo pueden hacer arroz, sino unos spaguettis negros quedan genial o incluso con legumbres.
Consigan un arroz de calidad, como les hablé en articulos anteriores. De verduras, con unas alcachofas y guisantes congelados, ya tendrán más que suficiente (prefiero congelados a conserva, porque se rompen más, aparte de que sale más económico), su lata o latas, si son muchos, sal,aceite y caldo de pescado. A veces, mirando el congelador, he encontrado algo : no saben la sensación Indiana Jones que se tiene mientras inspeccionas y te das cuenta de que tenías cosas olvidadas que te salvan la comida, como el caso de hoy, que tenia unas cigalas frescas, perdidas cuál civilización tartesa.
Y ya está…bueno, hay que cocinar primero las alcachofas, retirarlas y luego el arroz (si añaden gambas o cigalas, marquenlas un poco, pero ponganlas al final de la cocción. Si tienen mejillones, pueden añadirlos al final, porque se abren y sueltan caldo, pero, para aprovechar mejor, cuezan aparte y aprovechen ese caldo para el arroz). Cuando ya tengamos media cocción, añadan la lata o latas, que puede ser de chipirones, de calamares, pero siempre con su tinta y aprovechen hasta la última gota de ella, mezclen, no remuevan mucho, pongan las verduras y si tienen algún extra y ya.
En este caso, yo también tenia olvidada un poco de tinta de sipia: la deshice con el caldo y me quedó tal que así.
Otras maneras de ahorrar
Hacer la lista previa de la compra, ayuda, así como comparar precios. Otras de las cosas que se pueden hacer es sacar varios platos de uno : de un sopa, el caldo, las verduras y la carne. De aqui crema de verduras, croquetas, o hacer un revuelto de las verduras y la carne, o unos canelones. O una salsa para pasta. Y si le añaden garbanzos y arroz, ya tienen otro plato. Con los plátanos medio olvidados, se pueden hacer galletas ( y sin azúcar, porque el plátano ya endulza) y un bizcocho con yogures que ya están al limite de la caducidad o han pasado, porque no sucede nada si comes un yogur caducado ayer: yo estoy viva.
En fin, el ingenio se agudiza en épocas de necesidad, pero también como un medio para aprovechar ada uno de los alimentos que tenemos la suerte de comer cada dia. Espero que febrero sea menos cuesta arriba y que estos consejitos les sean útiles y provechosos
- El Festín de Babette es una película danesa de 1987, basada en un relato de Isak Dinesen, en el que el ambiente austero luterano se ve alterado con la suculenta fiesta de Babette, una sirviente que había servido en Francia. Spoiler: tienen que verla con el estómago lleno ↩︎
- www.aesan.gob.es Agencia Española de Seguridad Alimentária ↩︎