“Macho grita” se alza como una comedia musical audaz y profundamente reflexiva que desafía las narrativas históricas hegemónicas desde una perspectiva personal y humorística.
Con la dramaturgia y dirección de Alberto San Juan, quien también protagoniza la obra, y acompañado de un talentoso cuarteto de músicos —Pablo Navarro, Gabriel Marijuan, Miguel Malla y Claudio de Casas—, esta propuesta no solo entretiene, sino que invita al público a una introspección colectiva sobre temas históricos, sociales y culturales de gran calado.
Una mirada al pasado para entender el presente
La obra parte del mito de Don Juan, ese arquetipo masculino por excelencia, como trampolín para explorar los significados y consecuencias del concepto de “lo macho” en el contexto histórico español. Desde una perspectiva satírica y crítica, “Macho grita” revisita momentos clave como la Reconquista, la expulsión de los judíos en 1492 y la llegada de los europeos a América, conectándolos con la construcción de la identidad masculina y los sistemas de poder que han moldeado las sociedades contemporáneas.
Lo interesante de este enfoque radica en cómo San Juan no solo denuncia, sino que se involucra personalmente, reconociendo sus propias limitaciones y ceguera frente a esta «historia invisible». Esto no solo humaniza el relato, sino que también hace que la obra resuene con el público, mostrándonos que la deconstrucción de estas narrativas no es un proceso ajeno, sino uno al que todos estamos invitados.
La mezcla de géneros: comedia, música y reflexión
El formato de comedia musical otorga frescura y dinamismo a lo que podría haber sido una densa reflexión histórica. Los diálogos agudos, impregnados de humor y autocrítica, se entrelazan perfectamente con la música en directo, que aporta un ritmo envolvente y refuerza la atmósfera de cada escena. Pablo Navarro, Gabriel Marijuan, Miguel Malla y Claudio de Casas no solo son músicos talentosos, sino que funcionan como una extensión del relato, subrayando sus momentos más emotivos o irónicos.
San Juan, con su capacidad interpretativa, logra un equilibrio entre el tono crítico y el cómico, evitando caer en el didactismo o en la banalización de los temas tratados. La risa surge no solo como respuesta a un chiste, sino como un mecanismo de confrontación y liberación frente a las verdades incómodas que la obra pone sobre la mesa.
Deconstruyendo “lo macho”
“Macho grita” indaga en la construcción de la masculinidad, asociada a la dominación y al poder jerárquico, y lo hace vinculándola a un contexto histórico concreto: España. A través de este ejercicio, la obra explora cómo estas ideas de “lo macho” no solo han definido las dinámicas de género, sino también las de poder y exclusión en la sociedad.
San Juan utiliza el pronombre “nosotros” como una herramienta para interrogar y redefinir las identidades colectivas. ¿Quiénes somos los “nosotros” y quiénes son los “otros”? ¿Cómo se construyen esas categorías y cómo perpetúan la guerra, literal o simbólica, entre ambas partes? Estas preguntas no encuentran respuestas definitivas en la obra, pero esa es precisamente su fortaleza: dejar al espectador con la tarea de reflexionar y buscar sus propias conclusiones.
Una obra necesaria en tiempos inciertos
En un momento histórico donde los discursos polarizadores y las jerarquías de poder parecen más visibles y agresivos que nunca, “Macho grita” ofrece una mirada crítica y esperanzadora a la vez. No se trata solo de denunciar o deconstruir, sino también de encontrar alternativas, de imaginar una vida más allá de las estructuras que nos oprimen.
El anhelo de San Juan de superar los pronombres personales y alcanzar algo que podamos llamar vida sin dolor ni vergüenza es quizás el corazón más profundo de esta obra. No es un objetivo fácil, pero “Macho grita” nos muestra que el primer paso es mirar al pasado con honestidad y humor, para comprenderlo y superarlo.