Nuevo semana, por lo tanto nueva entrega de la sección El Lingüista Curioso. La expresión a tratar hoy será la de «meter la pata«. Sobre esta expresión tan española hay muchas teorías, pero la mayoría de ellas han metido la pata, se han equivocado y no son ciertas.
«Meter la pata» como extremidad
Como digo, hay versiones para todos los gustos. Para muchos por pata se entiende como extremidad. Y relacionan el meter la pata de forma literal a cuando un animal mete su pie en la trampa de un cazador y queda víctima de este. O por tropezar y caerte yendo a los humanos.
«Meter la pata» según la Biblia
Otra versión, la más pintorescas de todas, hace referencia a la Biblia. Aunque puede ser un poco largo, vale la pena contarlo para reírse un poco.
Teofrasto era un filósofo griego alumno de Platón. Como curiosidad sobre este Teofrasto, su verdadero nombre era Tirtamo pero su amigo Aristóteles le puso el mote de Teofrasto, y con eso se quedó. Volvamos a la historia.
Dicen que Teofrasto comenta la historia del arca de Noe pero personalizada. Dios puso a prueba a Noe el día antes del inicio del diluvio: “Noe, mañana, con las primeras gotas, tendrás que abandonar la hembra del pato, un animal que no considero digno de sobrevivir a mi diluvio. Si me obedeces, los días de lluvia se reducirán a la mitad y tu descendencias se crecerá como las estrellas del firmamento cuando las aguas desaparezcan“.
Dicen que Noe no fue capaz de seguir las peticiones de Yahveh y metió el animal en la barca. Pero no en la bodega, como a todos los demás animales, sino en su propia cama junto a su esposa, pensando que el Señor no se daría cuenta de su presencia. Al día, siguiente, tras el comienzo del diluvio, se oyó un fuerte trueno y la voz de Yahveh resonó en toda la Tierra: “Noe, pagarás cara tu osadía. Este es sólo el primero de cuarenta días de lluvia a causa de tu ingenuidad. Es inútil que lo niegues: has metido la pata“.
Cuentan que este episodio fue citado por Erasmo de Rotterdam, por lo que comenzó a popularizarse una versión abreviada que decía algo así como “no hagas como Noé, no metas la pata“. El olvido hizo que se olvidase el pasaje completo pero que la expresión quedase en el lenguaje popular.
El origen de meter la pata
Pero su origen no tiene nada que ver ni con la hembra del pato ni con las extremidades inferiores. Nada más lejos de la realidad. Antiguamente se decía Mentar la Pateta cuando llamabas al infortunio. Y es que Pateta significa, según la RAE, demonio.
Y es comprensible que «pateta» haya evolucionado a «pata» y «mentar» a «meter».
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