¿De dónde viene el cine y por qué surge? La historiografía lo tiene claro y lo explica con la precinematografía o el «precine», un término fruto de la ambigüedad y que abarca todo lo que hay antes del cine.
Pero, ¿dónde empieza ese «antes»?
El origen del cine
Algunos autores consideran que el precine aparece en las primeras representaciones artísticas del ser humano, en la prehistoria, con el intento de representar escenas en movimiento a partir de figuras dotadas de gesto.
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A partir de este punto, inician un discurso a través de la historia del arte, deteniéndose especialmente en el grabado como precedente cinematográfico de especial interés, debido a las notables representaciones iconográficas y el costes asequibles que desarrollarán un gusto por la contemplación entre todas las clases sociales.
Sin embargo, nosotros consideramos que la búsqueda del movimiento es un concepto innegable en la historia del ser humano y del cine, pero se busca un origen demasiado mitificado a través de la captación del movimiento.
El cine no sólo es eso: el cine también es la luz de un proyector y la sombra de una sala con espectadores.
La linterna mágica
Esto nos lleva a considerar que el precine nace con la invención de la linterna mágica a mediados del siglo XVII, una especie de proyector de diapositivas en una pantalla donde al otro lado están los espectadores, los cuales no ven qué pasaba detrás y creen que se trata de magia, de ahí su nombre.
«el cine es fotografía en serie, no son imágenes en movimiento«
Durante el siglo XVIII se fue mejorando el aparato, potenciando la luz y la calidad de las imágenes y nacerán las fantasmagorías (1790) de Étienne-Gaspard Robert (Robertson) (1863-37), un precine o teatro terrorífico del cual hablamos más a fondo en un artículo de este mismo blog.
Sin embargo, las imágenes eran fijas y para simular el movimiento se movía el aparato por el escenario o se acercaba o alejaba de la pantalla translúcida para hacer la imagen más grande o más pequeña, gracias a las ruedas.
Popularización de la cultura
La evolución de este aparato nos lleva desde los inicios de la Ilustración y el racionalismo hasta la progresiva industrialización del siglo XIX, lo que liga con el progresivo interés científico y tecnológico que nos dará grandes innovaciones en la medicina, el transporte, el nacimiento de la luz eléctrica… y un tipo de ocio con una participación cada vez más masiva.
En 1826 habrá la primera fotografía de la historia, de la mano de Joseph Nicéphore Niépce (1765-1833).
Esta nueva invención hará cuestionar la representación de la realidad que había tenido la dimensión pictórica, pero primero se utilizará como una herramienta principal para entender la naturaleza del ser humano y el mundo que le rodea a través de la ciencia y posteriormente pasará a convertirse en un arte.
Aún así, todo esta floración industrial creará un sentimiento nostálgico hacia la naturaleza, cuando se siente que la máquina se come todo lo que había conseguido el hombre manualmente.
Las primeras salas de cine
La fotografía irá mejorando y encontraremos a Louis-Jacques-Mande Daguerre (1787-1851) con el daguerrotipo (1831), quien mejorará la técnica de Niépce y reducirá el tiempo de exposición a media hora (este llegará a España).
Pronto, sin embargo, William Henry Fox Talbot (1800-1877) inventará la impresión negativa que permitirá la multiplicidad de ejemplares. El afán por captar el movimiento nos llevará al nacimiento de la fotografía seriada (imágenes en serie con segundos de diferencia entre ellas) que ayudará a estudiar cómo se da el movimiento, por ejemplo, de un ser humano al mover un brazo.
El creador será Eadweard Muybridge (1830-1904), quien colocará 24 cámaras en un hipódromo con hilos que accionarán las cámaras; así captará el movimiento de un caballo al galopar y lo descompondrá en 24 fotografías (fotogramas). Le seguirá Etienne Jules Marey (1830-1904).
El cine y la fotografía
Pero, ¿por qué hablamos tanto de la fotografía si lo que realmente nos interesa es «lo que hay antes del cine«?
Bueno, pues porque el cine es fotografía en serie, no son imágenes en movimiento. Es una ilusión de movimiento que se da a través de imágenes muy rápidas que nuestro ojo no es capaz de separar.
Por este motivo hay que entender la importancia de la fotografía y la fotografía seriada, que irán evolucionando junto a los soportes, como el celuloide, y también la velocidad.
El cine, el teatro y el entretenimiento
En relación al cine como lugar donde ver un espectáculo, desde mediados del siglo XVIII, junto al teatro, ya hay exhibiciones de mímica, magia y transformismo basados en el trucaje mecánico y óptico, y también los panoramas (gran pintura realista que recorre toda el interior de un edificio) y los dioramas (paisaje creado con elementos situados en diferentes planos creando un efecto tridimensional y de mímesis de la realidad).
Ambos tuvieron mucho éxito en Barcelona raíz de la Primera Exposición Universal 1888.
Pero antes, hacia los años 1870, ya hay un «boom» de aparatos de tipo doméstico e individual que intentan simular imágenes en movimiento o de profundidad a través de las ilusiones ópticas, con el afán de alimentar las ganas de ocio en casa: el zootropo, el praxinoscopio, el estereoscopio…
En resumen, desde mediados del siglo XVIII y en especial en el siglo XIX encontramos una confluencia de inquietudes. Por un lado, encontramos la búsqueda de la captación del movimiento con las ilusiones ópticas colectivas e individuales, por la otra la costumbre del ocio en una sala oscura proveniente del teatro y las proyecciones de la linterna mágica, y por último la captación de la realidad con la invención de la fotografía y del movimiento con la fotografía seriada; todo ello sumado a un espíritu científico y la mecanización de la Revolución Industrial aplicado al espectáculo visual.
Por lo tanto, el cine no nace así porque sí a finales del siglo XIX, sino que surge en una sociedad bastante preparada por la irrupción del cine, interesada en la tecnología y rodeada de un ocio también adecuado.
Bibliografia:
FRUTOS ESTEBAN, F. J. (1996). La fascinación de la mirada. Los aparatos precinematográficos y sus posibilidades expresivas.
PORTER i MOIX, M. (1969) Historia del cinema català (1895-1968).
PORTER i MOIX, M. (1977) Breu història del cinema primitiu a Catalunya.
TOSI, V. (1984). El cine antes de Lumière.
Escrito por Caspar Friedrich