En la década de 1970 un historiador, Carlo Ginzburg, publicó una obra titulada: El queso y los gusanos. El cosmos de un molinero del siglo XVI. Esta obra ponía énfasis no en los grandes procesos históricos ni en una historia cuantitativa y económica, sino en la vida y la percepción del mundo que tuvo un molinero, de nombre Domenico Scandella, sentenciado a morir en la hoguera por sus ideas heréticas. A esta forma de narrativa de la historia se denominó microhistoria.
Desde entonces se produjo un cambio en la historiografía y en la manera de escribir historia. Aparecieron otras obras como la de Natalie Zemon Davis El regreso de Martin Guerre, que recordaba a la de Ginzburg, aunque diferente.
La obra de Ángel Luis López Villaverde, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Castilla la Mancha, sigue la estela de Carlo Ginzburg, pero en vez de preocuparse por la vida de un molinero de la Edad Moderna escribe sobre la trayectoria de un maestro republicano, dibujando un microcosmos de lo que fue la Segunda República y la Guerra Civil española.
Un poco sobre la vida del protagonista
El maestro de que se habla en Tras las huellas de un maestro republicano: El ventanuco no es ni más ni menos que su propio abuelo paterno: Gervasio Alberto López Crespo. Su vida es de película. Nació en Villaconejos de Trabaque en 1892 y sus padres fueron Fernando López García y Matilde Crespo Muelas. Tuvo cinco hermanos. Uno de ellos luchó en Filipinas en la guerra hispanoamericana.
Terminó los estudios de maestros y al poco se propuso opositar. Logró sacar la plaza en el pueblo manchego de Almagro. Allí desarrollaría la parte más importante de su vida, conocería a su mujer y nacerían en esa localidad sus hijos.
Desde muy temprano desarrolló un sentimiento de denuncia de las malas condiciones de vida en las que se vivía en España y fue consciente de la necesidad de una mayor democracia. Por ello se hizo republicano y empezó a militar en Izquierda Republicana y se afilió a la UGT.
Un intelectual de izquierdas
Dentro de lo que era el pueblo el maestro López Crespo se convirtió en el principal representante de Izquierda Republicana y fue uno de los que proclamó la república en el edificio del ayuntamiento.
Posteriormente fue síndico de esta misma institución gubernativa.
Durante la Guerra Civil Almagro fue víctima de la violencia roja. Se produjeron asesinatos de derechistas, matanzas de frailes franciscanos y dominicos y quema de iglesias (como la iglesia de la Madre de Dios). Alberto López salvo la vida de varios derechistas, alguno de ellos detenidos en una bodega del pueblo.
Hasta sus últimos días fue republicano y demócrata hasta la médula, algo que sus enemigos nunca le perdonarían. Incluso llegó a luchar en una brigada del Ejército Popular de la República en la famosa batalla del Jarama.
Alberto López sería atacado por miembros de la izquierda local y por la gente de derechas. Tuvo sus desencuentros con Daniel García Olmo (alcalde socialista de Almagro) que le provocaron su destierro del pueblo, marchando a Ciudad Real. De hecho, sería el propio García Olmo el que le acusaría ante las autoridades franquistas de un sinfín de crímenes falsos en su contra una vez terminada la guerra y para salvar el pellejo.
El nombre de El ventanuco hace referencia a la ventana que daba a la Plaza Mayor de Almagro de un edificio en el que estuvo preso Alberto López antes de ser fusilado.
Aspectos positivos de El ventanuco
El lector tendrá la sensación de haber leído una buena obra que da la impresión de ser una novela, que a su vez no pierde nada de su valor propiamente histórico.
Otro elemento para destacar es que en este libro el autor sintetiza muy bien lo que son los grandes acontecimientos y la historia política de la España de aquellos años. Por lo que permitirá acercarse a los profanos en la materia de manera amena y sencilla, sin tener que leer un mamotreto para saber lo que ocurrió en la España de esos momentos.
Además, es una obra que cuida mucho las fuentes que utiliza, aportando un extenso anexo en el que el lector podrá, si le interesa, leer documentos de la época y relacionados con la vida del maestro López Crespo.
Es una buena obra que se sumerge en la vida de un hombre corriente, de un maestro nacional de la Castilla de los años treinta.
Sin duda hay una consecuencia positiva de esta obra. No es solo una biografía como hemos señalado, sino una microhistoria, esto es una explicación de la situación local del pueblo de Almagro, de la Castilla la Mancha y de la España de esa época mezclado con elementos de una historia que parecería una novela, pero no lo es. Lo que es algo diferente en comparación a los ensayos históricos comunes. Algo que es de agradecer.
También es una obra que hace una alabanza a la llamada “memoria histórica”, pretende dar voz a un relato que ha pasado desapercibido por los investigadores y elevar a uno de tantos represaliados de manera injusta por la dictadura de Francisco Franco. Una de tantas víctimas que no recibieron honores y fueron tratados como víctimas de segunda hasta bien entrada la democracia.
Aspectos negativos
Un aspecto negativo que se le puede achacar a la obra de Ángel Luis López es su estrecha relación familiar con su biografiado. Al escribir sobre su abuelo paterno parece que rompe con la distancia que se presupone necesaria entre un investigador y su objeto de estudio, pero se justifica diciendo que era una historia que no podía dejar pasar.
El autor siempre ha puesto su “formación académica y trayectoria investigadora al servicio del compromiso social con el que entiendo no puede ser ajeno el historiador”. Su intención detrás de todo esto es “plasmar un ejercicio práctico de memoria documentada” para dar voz a las víctimas que han estado acalladas tanto tiempo.
Finalmente, si al futuro lector no le interesa la historia local o la historia de Castilla la Mancha durante la Segunda República y la Guerra Civil no va a disfrutar de este relato, por lo que no es recomendable.
Dicho todo esto espero que lean este libro, no se sentirán decepcionados.