Todos los que hemos sido alumnos durante la última década hemos escuchado eso de “Wikipedia es el sitio menos fiable de Internet” y muchos, durante años, huimos de ella como si fuese un virus gigante que fuese a infectar nuestros escasos conocimientos. Llega, entonces, un día en el que tecleamos en el buscador, pinchamos en el primer enlace sin pensar mucho y… sorpresa, la enciclopedia libre nos acababa de brindar su sabiduría, sácandonos de un apuro bastante decentemente.
Avancemos ahora un pasito más: ¿cuántas veces hemos ido a buscar algo de información a Wikipedia y resulta que no existe el artículo en nuestro idioma? Y es ahí donde entramos en pánico y donde nos arrepentimos de no habernos inscrito en ese curso de tagalo que nos ofrecieron.
Y luego estamos los raritos que navegamos por Wikipedia por el mero placer de saber, como servidora. Si a este extraño entretenimiento le añadimos que una de mis grandes pasiones es aprender idiomas tenemos como resultado el asombroso mundo de la traducción.
(foto: “Bah, cualquiera puede traducir”. Pero no cualquiera puede traducir BIEN)
La todopoderosa RAE define traducir en su primera acepción como “expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra”. Una de las primeras traducciones que hemos encontrado está tallada en la Piedra de Rosetta y contiene jeroglíficos egipcio, egipcio demótico (la última etapa de la lengua de Egipto) y griego antiguo. Más tarde fueron los árabes quienes tradujeron multitud de textos científicos y filosóficos desde el griego. Y cómo olvidar la Escuela de traductores de Toledo, donde podíamos encontrar textos en griego, latín, árabe y hebreo pasados a las lenguas vulgares de la península ibérica. Hoy en día el Grado en Traducción e Interpretación o cualquier tipo de filología están presentes en las Universidades más importantes de nuestro país, estableciendo que la traducción es algo que debe estudiarse ya que es necesario seguir una serie de técnicas y poseer un amplio conocimiento de idiomas (desde su aspecto más técnico hasta el más vulgar, además de dominar las lenguas en sus diferentes etapas históricas).
(foto: buscar “wikipedia” en Wikipedia, ¿es el nuevo buscar “google” en Google?)
Harta de que todas multitud de maravillas culturales fuesen desconocidas en mi país por no gozar de una traducción (o tener una que probablemente se llevó a cabo con Translate Google, mi némesis), decidí ponerme manos a la obra. El entretenimiento de unas semanas pasó a ser el esfuerzo altruista de tres años y de todos los que están por venir. Por supuesto, he tenido desencuentros con aquellos que dicen vigilar los artículos y más de una vez me han borrado las largas horas de traducción pero también me he visto recompensada por usuarios que, al igual que yo, se esconden tras el anonimato de Internet para llevar a cabo una tarea poco agradecida pero sabes que servirá a miles de personas con tu misma inquietud.
La wikipedia se ha convertido en el traductor predeterminado
¿Qué he aprendido con Wikipedia? Paciencia y perfección. La información que he pasado al castellano la puedo encontrar en miles de libros, las palabras que desconozco están en los diccionarios que acumulo encima de una mesa, pero la autoestima y el orgullo de saber que un artículo ha visto la luz, ha madurado y ha sido culminado gracias a mí, eso no tiene ningún precio. Wikipedia, a pesar de todos sus inconvenientes me ha otorgado la oportunidad de ejercer una de mis posibles salidas laborales y, al mismo tiempo, nutrirme de toda la información disponible en la web.
Sin embargo, como ya he dicho, Wikipedia es el sitio menos fiable de Internet, afirmación que sigo manteniendo en parte. Siempre es necesario tener cuidado, contrastando la información que nos encontramos en la mayor medida posible y comprobando que las referencias son correctas. No obstante, puedo asegurar que cada vez somos más los anónimos que dedicamos horas de nuestras vidas a difundir la cultura, haciendo de este hobby casi una profesión.
Escrito por Julie de Lespinasse