La reina Guillermina fue una monarca de los Países Bajos que reinó desde 1890 hasta 1948. Asumió el trono a la los 10 años tras la muerte de su padre, el rey Guillermo III de los Países Bajos.
Hará desde principios de este año, que a una le pica la curiosidad y decide buscar su nombre en Internet. Una cosa lleva a la otra y termina averiguando la vida de la reina Guillermina I de los Países Bajos. Y debo admitir, que es la monarca que más me ha agradado hasta ahora. Es por esto que les traigo una pequeña recolección de los datos que me han hecho tenerle este especial aprecio.
Guillermina Elena Paulina María nació el 31 de agosto de 1880. La Princesa tuvo tres hermanos, sin embargo todos fallecieron antes que el rey Guillermo III. Ante la muerte del último de los varones, la Ley de Sucesión debió ser modificada para que la princesa, y las mujeres en general, tuvieran la posibilidad de heredar el trono, convirtiéndose así, Guillermina, en la Princesa de Orange.
Guillermina, la reina política
He decidido pasar de largo ciertos aspectos más formales para centrarme en lo que caracteriza a esta reina, es decir, su fuerte personalidad y su notable talento político. Apenas había sido coronada y ya debió hacer frente a la Guerra de los Bóeres, obteniendo un acuerdo con la reina Victoria, de Inglaterra, y logrando que su fama internacional creciera.
Luego de contraer matrimonio con el duque alemán Enrique de Mecklenburg, la reina tuvo la desgracia de sufrir varios abortos, en uno casi perdiendo la vida. No obstante, en 1909 el reino holandés tendría la buena noticia del nacimiento de la princesa Juliana.
Desde 1920 podemos ver como Guillermina se compromete fuertemente con su país y su carácter político se acentúa notablemente. No podemos dejar de lado el hecho de que los Países Bajos habían mantenido la neutralidad en la primera Guerra Mundial; la soberana no permitió que la independencia de su país se comprometiera.
Otra cosa que debemos puntualizar en esta monarca es que fue una de las primeras voces en Holanda advirtiendo del peligro que Adolf Hitler podría ser, cuando éste llegó al poder en 1933. Ella se muestra, desde un primer momento, como opositora a la alianza holandesa con Alemania. No obstante fue la invasión alemana en los Países Bajos lo que la convertiría en una leyenda para el país.
Fue una enemiga del nazismo
La reina debió exiliarse en Londres tras la invasión, y desde allí coordinó personalmente la resistencia holandesa, llegando a financiarla con su fortuna familiar. Cada semana, ella pronunciaba un discurso por radio animando a los holandeses a presentar resistencia contra los invasores. Incluso hoy en día, algunos pueden recordar con gran emoción, como los discursos y mensajes de su soberana les ayudaron a afrontar la guerra y las penurias, con esperanza y orgullo patrio.
Durante un tiempo estuvo en Canadá, donde se refugiaron varios miembros de su familia. Allí vivió en Rideau Hall, la residencia del Gobernador General canadiense. Se dice que mientras estuvo allí llamó la atención por sus costumbres relativamente sencillas. La reina insistió en hacer las compras en persona, paseando por las calles de Ottawa sin compañía y viajando en transportes civiles. En 1944, la reina Guillermina se convirtió en la segunda mujer que entró en la prestigiosa Orden de la Jarretera. Churchill la describió como “el único hombre de verdad en los gobiernos exiliados en Londres”.
Tras la II Guerra Mundial
Finalmente en 1945, tras la liberación de Holanda y el fin de la guerra, la reina vuelve a los Países Bajos. Por desgracia, la enorme presión Social y Política llevó a la reina a abdicar en su hija, en el año 1948. Se retiró de la vida pública, por lo que se dedicó a administrar la fortuna de los Orange y a escribir sus memorias bajo el título “Solitaria, pero nunca sola” (Eenzaam maar niet alleen en neerlandés).
Guillermina de los Países Bajos muere el 28 de noviembre de 1962. El pueblo de Holanda se agolpa a las puertas del palacio Het Loo para despedirse de su querida Reina. Sus restos mortales descansan en el panteón de los Orange-Nassau en la Iglesia Nueva de Delft.
Escrito por Nyx
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