La mujer, las novelas y el tiempo de Jane Austen

La mujer, las novelas y el tiempo de Jane Austen

El renacimiento de la novela está enlazado al nacimiento de la clase media, que a diferencia de los nobles, no se les educó con los clásicos.

El 16 de Diciembre se cumplirán 250 años del nacimiento de Jane Austen. Se publicarán multitud de biografías y se repasará su obra, sin embargo pienso que no hay mejor forma de conocer a una pluma rebelde como la suya, que tener una idea de la época que le tocó vivir.

Vivió en la época de la Regencia, que constituye un puente entre el periódo georgiano y el victoriano, aunque su obra se caracteriza por describir con precisión la sociedad rural georgiana y no tanto los cambios que estaba sufriendo con la llegada de la modernidad.

La Inglaterra del s. XIX

Este cambio se basa en 2 factores externos fundamentales por un lado, la Revolución Agraria, que constituyó el comienzo de la Revolución Industrial, y de sus importantes repercusiones sociales. Y por otro, el Colonialismo, las Guerras Napoleónicas y la extensión del Imperio Británico.

Con el advenimiento de la industrialización, el antiguo orden jerárquico que situaba en la cima de la nobleza y sus bienes heredados, sufrió un proceso de cambio, al parecer nuevas formas de adquirir riquezas.

La Revolución Agraria había provocado un incremento de la población inglesa, que a su vez impulsó la economía al hacer crecer la demanda.

Por primera vez en la historia de Gran Bretaña, el incremento de la población podía ser sustentado, gracias a las innovaciones introducidas en las técnicas de cultivo. En consonancia, una clase social hasta entonces minoritaria empezó a hacerse notar y a ganar importancia: la alta Burguesía agraria.

La población inglesa inició un éxodo del campo a la cuidad buscando trabajo en la incipiente industrialización y por ello se precisaba un nuevo conjunto de valores, pues la vieja tradición ya no podía cubrirlos.

Entre esa época y el comienzo de la era Victoriana, la antigua jerarquía y lo que representaban habían quedado obsoletas, aunque pedurarían hasta la I Guerra Mundial.

La Edad Contemporánea

Por otro lado, las Guerras Napoleónicas (1804-1815) abrieron otro tipo de profesión mayoritaria en el Ejército, que en los años siguientes continuó estando en alza dada la expansión del Colonialismo; además, aparecen héroes nacionales como el Duque de Wellinton o Lord Nelson, lo que otorgaba cierto romanticismo a la profesión.

La era Georgiana se caracterizó también por los cambios sociales en el aspecto político. Fue la época de las campañas para la abolición de la esclavitud, de la reforma de las prisiones o de las críticas a la justicia social.

Fue la época en la que los intelectuales comenzaron a plantearse políticas de bienestar social, y se construyeron orfanatos, hospitales y escuelas dominicales.

Culturalmente, la época georgiana se caracterizó por el resurgimiento de la novela y por la discusión sobre se era un género literario y de calidad.

De acuerdo con Ian Watt, el renacimiento de la novela está enlazado al florecimiento de la clase media, que a diferencia de la nobleza, no había sido educada con los clásicos, no conocía el latín ni el griego y tampoco compartía el interés por los temas de las literaruras clásicas.

Otro factor importante es que la imprenta había hecho posible que la adquisición de libros fuera accesible. El número de libros publicados creció, permitiendo así un incremeto en el número de autores profesionales.

Reformas sociales en la era Georgiana

Dicho de otro modo, un nuevo tipo de lectores propició un nuevo tipo de escritores. Sin embargo, una de las críticas que se hace actalmente de Watt es la exclusión de las escritoras de novelas en su descripción de los siglos XVIII y XIX.

En la actualidad se reconoce que más de la mitad de autores de novelas durante esta época eran mujeres que a través de la escritura conseguían cierta independencia económica.

Es cierto, no obstante, que la calidad de la mayoría de estas obras dejaba mucho que desear, pues estaban llenas de clichés en el lenguaje y en los personajes, herencia de la novela gótica.

En cuanto a la potura de Austen, ella defiende la novela como género de calidad, introduciendo dicusiones sobre la literariedad practicamente en todas sus obras, pero a su vez siendo crític con el estilo de estas novelas de segunda categoría o mifándose incluso de ellas, en obras más paródicas como La abadía de Northhangen.

La educación de la mujer

Durante la época de Jane Austen no existía un sistema educativo propiamente dicho, y la educación de los niños se llevaba a cabo en las ecuelas dominicales, o, en las familias adineradas y más educadas, a través detutores o institutrices.

Lo más cercano a los colegios de hoy eran las llamadas «escuelas para damas«, que por lo demás gozaban de mala reputación, pues la educación recibida allí era muy defieciente.

Por otro lado, también era común mandar a los hijos varones a vivir a casa de un tutor, como lo era el padre de Jane. Creciendo en esa casa, podemos pensar que la autora fue una mujer muy instruida para su tiempo.

Rousseau influyó a varias generaciones

El tratado educativo más relevante para la época es el Emilio de Rousseau, que sienta las bases en la ilustración. Lo que proponía es que todos los males de su época se originaban en la propia sociedad, y que la única alternativa era provocar una transformación en el hombre a través de la educación; una educación que permitiera liberarse de esa corrupción que provoca la sociedad.

La influencia de la ilustración hace que se comience a  crear un sistema educativo fundado en la razón.

Sin embargo, tanto Rousseau como otros pensadores de la ilustración, la mujer queda excluida de esta necesidad educativa.

Es más, en el Emilio se hace referencia a la educación de la mujer a través de la sugerida para Sofía, la mujer destinada a casarse con Emilio: la mujer debe ser educada para cumplir con sus cometidos de esposa y madre, y obedecer a su marido.

Siendo así no es de extrañar que numerosos tratados de conducta para mujeres jóvenes se popularizaran en el siglo XVIII, enseñando doctrinas morales y enfocando la educación hacia aspectos domésticos, la religión y los «talentos», y apartándolas de esos otros conocimientos que provocarían que la mujer fuese poco deseable a ojos de los hombres.

Las mujeres según Jane Austen

Hay muchos personajes en la obra de la autora dedicados a los «talentos«, pero si hay algo que todas sus obras tienen en común es que ninguna de sus protagonistas está muy interesada en ellos. Por talentos nos referimos a las diferentes habilidades que una mujer que busca marido debe activar para atraer su atención.

En Emma (1815), trata el papel de la mujer educadora y de los internados. Es considerada una obra importante para establecer el contexto educativo de la sociedad del momento, ya que la autora trata temas como la ausencua de la madre y cómo afecta en la educación de su protagonista.

Con su habitual sarcasmo, ridiculiza la educación que se da en los internados para niñas, a la vez que incorpora críticas subliminales al sistema pedagógico vigente.

En sus novelas, Jane Austen aboga por una educación liberal para la mujer, alejada de todos estos «talentos», pues considera que la falta de sensatez conlleva un gran riesgo para la vida social, para la elección en un futuro favorable y para la convivencia conyugal.

La ley de la herencia de la época en Inglaterra, dejaba a la mujer en situación económica sumamente difícil porque la mayor parte del patrimonio familiar pasaba al hijo mayor.

De esta manera el matrimonio con un heredero era la opción principal con la que soñaba toda joven, incluso relegaba los afectos a un segundo plano si fuera necesario.

Frente a esto Jane Austen defendía el matrimonio por amor y ella misma permaneció soltera; en una de sus cartas alude a esta realidad: «las mujeres solteras tienen una propensión terrible a ser pobres, lo cual es un argumento muy fuerte a favor del matrimonio«.