Las mujeres siempre han estado ahí. En la actualidad esta afirmación parece cada vez más obvia por fortuna. Sin embargo, todavía quedan muchas figuras femeninas a las que dar el lugar que ocuparon durante su vida.
Una de ella es Teresa Enríquez (c.1450-1529), noble castellana que tuvo un papel importante en la corte de los Reyes Católicos.
Quién fue Teresa Enríquez
Teresa Enríquez de Alvarado es una de las damas más próximas a la reina Isabel I de Castilla. Su origen noble de la familia de los Almirantes de Castilla la convierte, además, en prima del rey Fernando.
Como era habitual en la época, contrajo matrimonio con un noble cercano a la monarca, Gutierre de Cárdenas, quien fuera Contador Mayor de los soberanos (lo que venía a ser el Ministerio de Hacienda de aquel tiempo).
El perfil de esta noble y su longeva vida, ya que murió casi con ochenta años, nos permite acercarnos a una biografía que obedece al modelo femenino de ese momento y poner de relieve la manera en que las mujeres participan activamente en la vida religiosa y artística de su periodo. Si bien no siempre de una manera formal en los documentos más oficiales en primer nombre.
La vida adulta de doña Teresa se puede dividir en dos partes claramente: su matrimonio y su viudedad.
Esto es consecuencia de que el estado civil ha condicionado la capacidad de acción de las mujeres a lo largo del tiempo. Algo que se refleja en su manera de actuar.
Así las cosas, durante su matrimonio ocupó un lugar algo más secundario, dejando el escenario político para su marido.
No obstante, debemos tener en cuenta que el matrimonio en este periodo se entendía como una estructura social básica de organización, un sistema de producción como si de una empresa se tratara, a la que la mujer debía contribuir en sentido amplio —colaboración que iba más allá de proporcionar descendencia sana—.
La Castilla de los siglos XV y XVI
El rastro del matrimonio Cárdenas-Enríquez fundó las bases de una casa nobiliaria, la del Ducado de Maqueda, que tiene su centro en la villa toledana de Torrijos, junto a otros emplazamientos como Ocaña o la propia Maqueda.
Es en el área de la ciudad del Tajo donde vamos a ver sus principales actuaciones como en la Catedral Primada de la urbe o en los palacios que edifican.
Una vez viuda la historia cambia. Teresa Enríquez queda como administradora del patrimonio familiar y, como muchas otras nobles, emprende una línea propia de trabajo que se refleja en su obra de promoción artística.
La loca del Sacramento
Esta la lleva a fundar una capilla en Roma, en la iglesia de San Lorenzo in Damaso, a emprender la fundación de conventos de la Orden Concepcionista desde su villa de Torrijos hacia el resto de los reinos, especialmente en Castilla y en los territorios del antiguo reino nazarí de Granada.
Asimismo, emprende un ambicioso programa de transformación urbana de la villa de Torrijos del que su obra más representativa es la Colegiata del Santísimo Sacramento.
Dedicada a la advocación de la Eucaristía, es una construcción cuya riqueza patrimonial, tanto en términos constructivos como iconográficos y simbólicos, nos permiten hacernos una composición de lugar de la mentalidad de la mujer que lo impulsó.

El sepulcro de doña Teresa y su marido permanece en hoy en el coro, puesto que la destrucción patrimonial que sufrió el área desde la Guerra de Independencia y a lo largo de los siglos XIX y XX hasta fechas recientes ha conllevado la pérdida de buena parte de su obra.
Por ello, la difusión de su figura como patrona artística es importante para ampliar la visión que muchas veces se ofrece sobre la participación femenina en las prácticas artísticas medievales ante la multiplicidad de casos y modelos de comportamiento.