Que el amor ha existido en todas sus facetas a lo largo de la historia de la humanidad es un hecho cada vez más asumido y extendido, por mucho que a algunos les pese. Si bien se ha antepuesto el amor en su forma heterosexual por razones culturales y religiosas, las relaciones homosexuales se nos muestran ya en Grecia y en Roma, si bien solía ser entre hombres y, a veces, rozando incluso la inmoralidad actual o incluso la pederastia.
Dentro de que la homosexualidad ha sido durante mucho tiempo condenada en numerosos territorios de Oriente y Occidente, la femenina (es decir, el lesbianismo) ha sido un tema tabú y que muchas ocasiones se ha tenido que esconder bajo la forma de un profundo afecto entre dos mujeres que, en realidad, se amaban y se deseaban.
Con motivo del próximo día del Orgullo Gay, el 28 de junio, comenzamos una serie de artículos relacionados con la homosexualidad y la bisexualidad femenina deseando que ésta pueda ser comprendida de una vez con la misma normalidad que cualquier otro tipo de relación. Y, para ello, inauguramos esta serie de artículos con la historia de Miss Pirie y Miss Woods basada en uno de los interesantes hilos pertenecientes a Señoras que se empotraron hace mucho, cuyo enlace podréis encontrar más abajo.
Miss Jane Pirie y Miss Marianne Woods fueron dos mujeres directoras de un internado escocés destinado a las hijas de la alta sociedad británica, a la que ellas también pertenecían. Su tórrida historia fue descubierta por una de sus alumnas, enviada por su abuela a dicho centro, tras haber escuchado fuertes respiraciones y movimientos de cama procedentes de la habitación de las directoras. Realizamos aquí un paréntesis para especificar que, en la época victoriana, la estrecha amistad entre mujeres de clase media-alta era muy normal y aceptada, permitiendo incluso los besos o compartir el lecho ya que querer a una amiga de forma tan profunda ennoblecía y ensalzaba a la mujer. No obstante, y dado que estas damas debían ser asexuales y puras, los tocamientos físicos estaban fuera de lugar y suponían un gran escándalo, tal y como sucedió en esta ocasión.
La noticia de este tórrido romance fue conocida rápidamente por el resto de familiares de las alumnas, retirando a todas las niñas del internado por lo que Miss Pirie y Miss Woods tomaron acciones legales, acusando de calumnias a la familia que habían ido expandiendo el rumor. Durante el juicio, ambas directoras mostraron su propia correspondencia, en la que se podía leer cosas como “siempre la he amado como a mi propia alma” o “la he amado más de ocho años con cariño sincero y ardiente”, eliminando toda posible prueba de lesbianismo. Además, otra de las pruebas presentadas fue una Biblia que Pirie le había regalado a Woods en la que se podía leer una dedicatoria escrita a mano.
Tras todos los testimonios, el jurado defendió su gran y pura amistad basada en las pruebas presentadas con frases como “si estas dos mujeres son culpables de algo, ¿dónde hay una mujer inocente en toda Escocia? Si sus señorías la conoce, yo, desde luego, no” o “creo que estas damas son culpables de lo que se las acusa tanto como lo creo de mi propia esposa”. Pirie y Woods fueron finalmente absueltas y recibieron una indemnización por daños morales.
Si estáis interesados en conocer más acerca de la historia, podéis echar mano del Scotch Verdict de Lilian Faderman. Nosotros desconocemos cómo continuó la relación de estas dos mujeres tras el juicio pero os invitamos a que lo descubráis y lo compartáis con nosotros.
Escrito por Julie de Lespinasse
Fuente: Cristina Domenech / @firecrackerx
Bueno, amijos, como lo prometido es deuda, pues hoy os voy a contar la historia de las dos señoras que se empotraron y luego no se sabía si eran lesbianas porque se regalaron una biblia. Hilo:
— Cristina Domenech (@firecrackerx) March 7, 2018
Your point of view caught my eye and was very interesting. Thanks. I have a question for you.