Las Brujas de Zugarramurdi es una de esas películas extrañas, en las que el director (Álex de la Fuente) intenta hacer un «cine de autor versión comercial» y acaba siendo un popurrí de ideas sin nexo entre ellas. De hecho es tan extraña que los titulares que se me ocurren para esta película son 4, y no sé por cual decantarme:
«Buena a ratos. Muy muy mala casi siempre»
«El Robert Rodriguez español»
«Cómo tirar la carrera de Carmen Maura a la basura»
«A mi las brujas no me dan miedo. A mi los que me dan miedo son los hijos de puta»
Me puse a ver la película por Álex de la Iglesia sin tener ni idea del argumento. Tenía 10 nominaciones a los Goya y quise darle una oportunidad sin hacerme ningún spoiler previo. No sabía de qué iba. Cualquier cosa podía pasar. Mi cabeza estaba abierta a todo. La peli empezaba con las tres brujas haciendo conjuros. Olía a raro. Pero después nos transporta a una Puerta del Sol con un Cristo, un Bob Esponja, un soldado y algún muñeco más queriendo robar un banco. (No cuento más para no hacer spoiler). Todo muy extraño y sin tener ninguna relación.
La primera media hora de película (el robo, la persecución, la huida) es digna de una gran película de Hollywood. Muy bien hecho y con un tinte cómico español, digna de una película de Álex de la Iglesia. Pero después todo de vuelve loco y deja de tener sentido. Aparecen brujas, conjuros, caseríos, tabernas… y se hecha a perder. Iba para 7 y se quedó en un 3.
El cine de Alex de la Iglesia
Álex de la Iglesia mezcla alocadamente una road-movie con una película de ladrones y huidas y con el gore y las películas de brujas y vampiros. Con un guion escrito por Jorge Guerricaechevarría (Celda 211, 100 años de perdón, El Niño…) la película es una autentica gamberrada difícil de definir y con muchas escenas locas.
Si me hubiesen dicho que la película la dirigía Robert Rodriguez me lo habría creído. Y es que las similitudes con Abierto Hasta el Amanecer son muchas. Tanto en el guión, como en la realización, como en los personajes. Solo que una transcurre en un bar de mala muerte de Texas y la otra en un caserío de Navarra; y que en vez de vampiros hay brujas. Por lo demás, es igual.
El cine de Álex de la Iglesia me gusta bastante. Es muy personal, una locura muy personal donde todo tiene una gran fuerza visual. Y, además, son películas muy entretenidas y que con una gran crítica (o análisis) social. Pero en esta película (quitando la primera parte de persecución y taxi) no ha habido nada de eso.
Demasiada fantasía loca.
En Las Brujas de Zugarramerdi despliega su característico estilo visual audaz y excesivo, combinando una estética macabra con una comedia desenfrenada. Rebosa de escenas surrealistas, desde rituales brujeriles hasta enfrentamientos cómicos entre los personajes. La habilidad del director para equilibrar lo absurdo con lo siniestro crea una experiencia cinematográfica que es al mismo tiempo inquietante y hilarante.
Robert Rodríguez a la española
Pero aunque la historia habría podido ser genial pero todo parece haberse quedado a medio camino, parece que lo ha dirigido una aficionado que intentaba imitar a Álex (o a Robert). Algunas escenas daban vergüenza, muy mal dirigidas y muy mal realizadas. La verdad, no entiendo cómo se le ha ido tanto de las manos esta película a un director tan interesante como es Alex de la Iglesia.
Y para colmo, un buen reparto mal utilizado. Carmen Maura puede ser muchas cosas, pero una bruja malvada no. Su actuación no encajaba con el guión general. Mario Casas y Jaime Ordoñez bien cuando han sido coprotagonistas. Después desaparecidos. Pepón Nieto como si no estuviese. Un personaje secundario (o terciario incluso). Hugo Silva como Cristo bien, como amante de una bruja despechada otro suspenso. Y de Carolina Bang no hay nada que decir. Parece que De la Iglesia quiere mostrar a su mujer con tan poca ropa como pueda olvidándose de que está en una película.
Lo dicho. Iba para 7 y se quedó en un 3.