One Punch Man: tragedia griega y épica heroica

One Punch Man: tragedia griega y épica heroica

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A veces, para innovar, es necesario recurrir a algo del pasado. Así pues, las antiquísimas obras épicas, desde la de Gilgamesh pasando por la Odisea de Homero o la Eneida de Virgilio, tienen su equivalente actual en las historias de superhéroes.

Los personajes heroicos del pasado estaban estrechamente ligados a la mitología y, por lo tanto, la religión, y es que tenían una función: los héroes mataban a las bestias que aterrorizaban a la humanidad, hacían posible la vida para el hombre. Sería de necios negar que las historietas actuales de superhéroes se basan en la misma premisa: los protagonistas, los superhéroes, son gente cuyas habilidades superan a las de los simples humanos, y por lo tanto, son los encargados de limpiar el mundo de amenazas que los hombres de a pie no pueden, como enemigos igualmente poderosos que ellos a los que se enfrentan en encarnizadas luchas hasta que uno, normalmente el malo, acaba derrotado.

¿Quién puede olvidar el desternillante Spiderman de los años 60 o el Batman de Adam West? Pese a su antigüedad, la temática de superhéroes sigue funcionando hoy en día y, a mi parecer, va a pasar mucho, mucho tiempo hasta que deje de ser popular; probablemente nunca pasará de moda. Pero si alguien puede hacer el género heroico todavía más interesante, sin duda es Japón, ya sea creando grandes y memorables guerreros como Son Goku o Sailor Moon, o bien recurriendo a la parodia.

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  En el humor ya es donde nos metemos en terrenos pantanosos, porque algo que caracteriza al país del sol naciente son, sin duda, sus creaciones bizarras, capaz de dar vida a superhéroes tan memorables como extravagantes, y si estás metido en el mundo nipón, ya te harás una idea de quién te hablo:

Pero a Hentai Kamen prefiero dejarlo para otro día. Hoy el tema que toca es: One Punch Man (pero tranquilos, que aquí lo bizarro se sosiega). La obra escrita se hizo famosa rápidamente, y no tardó mucho tiempo en llevarse al anime y continuar con su fama, obteniendo una valoración altísima. ¿Pero por qué es tan increíblemente popular? Si la examinamos así por encima, no parece distinta a las demás historietas de superhéroes: Saitama es un veinteañero en paro que decide entrenar para ser un héroe, en un mundo donde monstruos poderosos atacan a la humanidad constantemente. Después de un cierto tiempo, y bajo un régimen atlético normal y corriente, Saitama pierde su pelo, pero a cambio se convierte en el ser más poderoso de todos. Un puñetazo normal de este tiene la fuerza necesaria para destruir la Tierra, y aún no hemos visto todo su potencial, su límite, si es que tiene. Pero hay un enemigo que Saitama no puede vencer: la sociedad, aquella que este protege y la que lo rechaza constantemente, negando sus victorias y nunca admitiendo su fuerza, y muy pocos de los otros héroes reconocen el verdadero poder de Saitama, comportándose como gañanes, engreídos y vanidosos. Normalmente el héroe es querido por su público y por la gente que protege, pero en este caso no, ¿será por eso que One Punch Man ha triunfado tanto? Algunos dirán que sí, otros tendrán sus propias razones, pero, en mi opinión, la clave de la cuestión está en algo que ya he dicho al principio de este artículo: “recurrir a algo del pasado para innovar».

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  Bueno, no hace falta ser superdotado, leed el título y lo sabréis. One Punch Man tiene un matiz que ya poseía la tragedia griega. Hoy en día le damos mucha importancia al desarrollo de la historia, tanto, que a veces sabemos más de la trama y cómo ocurrió, ocurre y ocurrirá todo que de los personajes que participan en ella. El desarrollo de los personajes era un rasgo sobresaliente de la tragedia griega; ojo, eso no quiere decir que la historia no tuviera giros inesperados o elementos sorpresa que hicieran de la trama un cuento interesante, pero es que el personaje era el núcleo, digamos, porque era el que permitía lo que se conoce como ironía trágica. Para explicároslo, os pondré un ejemplo: Edipo Rey, de Sófocles, se centra en una parte del mito de Edipo, y a partir de ahí crea su historia. Evidentemente, el público sabe quién es la figura de dicho personaje mitológico y conoce su inicio y su desenlace, pero el personaje no. Edipo, ya rey de Tebas, quiere investigar la muerte del anterior rey, Layo, un asesinato, porque la ciudad sufre una peste y se le echa la culpa al crimen. Así, este va descubriendo pistas que lo conducen a él, pero el público sabe cómo de niño Edipo fue encontrado por un pastor que lo crio como un hijo, y cuando creció, se pasó la vida creyendo que el pastor era su auténtico padre, pero en realidad era Layo. Los espectadores también saben que después de eso, Edipo fue a ver un oráculo que le dijo que él iba a matar a su padre, por lo que temiendo que iba a asesinar a su padre, el pastor, huye a Tebas, donde se cruza con Layo, y, tras sufrir una confrontación, lo mata, cumpliéndose la profecía. Edipo se casa con la viuda de Layo, Yocasta, la reina y su madre biológica, y se convierte en el nuevo rey de Tebas, pero entonces cae la peste, y aquí es donde empieza la obra. Todo lo anterior el público lo sabe, pero Edipo y los personajes, no, por lo que, en la obra se sobreentiende y comienza in media res del mito; mientras este investiga, se crean situaciones donde el espectador entiende qué está sucediendo, pero los personajes no lo saben, esto es la ironía trágica.

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En One Punch Man también hay ironía trágica: realmente la trama no tiene ningún intríngulis, pues en todo momento sabemos lo que va a pasar, ya que, si aparece un monstruo, o bien lo derrotará alguno de los héroes, o bien lo acabará matando Saitama con su enorme poder. Esa es la base, un hombre con tanta fuerza que no tiene rival, que nunca se esfuerza en sus batallas, ni siquiera con el último enemigo, Boros, el ser más poderoso de la galaxia, se tuvo que esforzar, aunque así lo haya parecido. Sí, en todo momento sabemos el desenlace, y así, la historia solo puede ser interesante si se centra en otra cosa: los personajes. Y como nosotros somos omniscientes, estos no lo serán, sucediendo así la ironía trágica; pero como sé que os gustan los ejemplos, os los pondré: cuando Genos le pregunta por el origen de su fuerza, Saitama le responde con la verdad, lo que él sabe, lo que nosotros sabemos, pero Genos no le cree, ya que es un entrenamiento estándar, y ninguno que lo escucha le cree. Muchas veces, cuando se enfrenta a algún enemigo y lo derrota, otro es quien se lleva el mérito, o sucede algo para que todos nieguen su contribución. Desde el punto de vista de los personajes, Saitama no ha movido un dedo por la humanidad, tachándolo incluso de mentiroso y diciendo que se lleva el mérito de otros héroes, cuando es justamente al revés. Esto sumado con su enorme fuerza, que nunca tiene que esforzarse, crea la mezcla perfecta: Saitama es un personaje porque actúa dentro de la historia, pero a la vez es un espectador como nosotros, porque es el único que sabe la verdad y puede vencer a cualquiera sin esfuerzo (como nosotros, ya que siendo creadores, podemos decidir sobre los personajes y podríamos decidir vencer a un enemigo sin dificultad alguna). Aunque sí que hay héroes y personas que reconocen el mérito de Saitama, en realidad no están al tanto de toda la verdad, ergo este es el único que sabe lo que nosotros sabemos. En resumen, es mitad personaje y mitad espectador, eso metiéndolo en una obra que parodia el mundo de los superhéroes, lo convierte en algo distinto a nuestros ojos. Igual el creador ni siquiera pensó en esto, o quizá sí, pero el caso es que resulta una mezcla perfecta, una historia que podría tener la trama más chorra del mundo y seguiría siendo buena, una historia que ha trascendido de lo muy visto a lo innovador empleando herramientas clásicas, y a diferencia de otras sátiras y parodias que circulan por ahí, One Punch Man no recurre a elementos habituales de la comedia, ni fuerza las situaciones para que surjan las risas, posee un estilo soberbio, casi cervantino. Por todos estos elementos, la valoraría con un 9/10, puede que incluso más; y es que las cosas buenas jamás morirán, por mucho tiempo que pase, y por mucha bazofia que intente taparlo, lo bueno sobrevivirá por encima de las malas hierbas, aunque como dice el refrán, estas tampoco morirán, porque como pasa en las historias de superhéroes, la lucha entre el bien y el mal es constante y estará en equilibrio in saecula saeculorum.

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“Solo soy un héroe por diversión” ~Saitama

Escrito por Aristofanes

(@0Aristofanes)

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